En las lecciones que siguen, te recuerdo que, por ahora, el Esquema de
trabajo será así: Sesiones largas: Por 5 minutos como mínimo y por el
mayor tiempo posible (10, 15 min. o 30 nos parecerán poco tiempo pronto)
al despertar, y lo mismo por la noche, felizmente y llenos de gratitud,
leamos las ideas del día y recordemos la frase o idea que las
representan. Recordemos además ser fieles a la Voluntad que compartimos
con Dios, y nuestra creciente paz aumentará con cada hora.
Sesiones
cortas: Cada hora dediquémosle 1 minuto (aunque se te olvide, volvé a tu
intención original a la hora siguiente) a recordar Su Amor y nuestra
misión.
Lección 164: "Ahora somos uno con Aquel que es nuestra Fuente."
¿En
qué otro momento sino ahora puede reconocerse la Verdad? El presente es
el único tiempo que hay. Así, ahora podemos contemplar lo que se halla
ahí eternamente, no ante nuestra visión sino ante los ojos de Cristo.
Una melodía procedente de mucho más allá del mundo se hace cada vez más
clara: una llamada ancestral a la que Cristo da una respuesta ancestral.
Reconocerás tanto una como otra, porque no son sino tu propia respuesta
a la llamada de tu Padre. Hoy se dejan de lado las aflicciones porque
aceptando los dones que Él nos da, nos resultan claros los sonidos y las
vistas de aquello que está más cerca nuestro en el mundo. Hay un
silencio que el mundo no puede perturbar. Hay una paz que llevás en tu
corazón y no perdiste. Hoy recordaremos ésto. Hoy las imaginaciones se
descorren cual una cortina, para revelar lo que está tras ellas, y las
sombras que parecían ocultarlo se sumergen en la nada. Hoy es un día
sagrado para el mundo; hoy no juzgaremos. Recibimos sólo aquello que nos
llega desde más allá del mundo. Todo cuanto vemos incrementa nuestra
dicha, porque su santidad refleja la nuestra.
Bendecimos al mundo al contemplarlo tal como nuestro Salvador nos contempla a nosotros.
Práctica:
Descorré esta cortina, simplemente renunciando a todo lo que creés
desear. Dejá un espacio limpio y despejado en tu mente, donde Cristo
pueda venir a ofrecerte el tesoro de la Salvación. Él necesita tu
santísima mente para salvar al mundo.
No dejes que el día pase sin
aceptar y aprobar los regalos que Cristo tiene reservados para vos. Si
los reconocés y ACEPTÁS, podemos cambiar el mundo. Practicá con fervor, y
ése será tu regalo: poder cambiar todo sufrimiento por dicha.
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