"No me gobiernan otras leyes que las de Dios."
Esta idea te repite 
una vez más cuán simple es la salvación; buscándola allí donde está, la 
encontrarás. Creyendo que puedes obedecer las leyes del mundo, de la 
medicina, de la economía, y de la salud, y que protegiendo tu cuerpo te 
salvarás, creyendo que estás solo a no ser que otro cuerpo esté con vos,
 no es creer en leyes, sino en locura. Todas estas leyes tienen origen 
en tu mente, dirigida por tu ego.
Las leyes de Dios no pueden ser 
reemplazadas; dedicaremos el día de hoy a regocijarnos de que así sea. 
Comenzaremos las sesiones largas(2) , repasando las "leyes" que hemos 
creído que salvarían nuestra vida (por ej, de la nutrición, de la 
medicina, de la amistad, etc) si las obedecíamos. Luego, desechá todas 
estas creencias mágicas y mantené la mente en silenciosa preparación 
para escuchar la Voz que te dice la verdad. Las leyes de Dios dan 
eternamente sin quitarte nada. Escucharás del Amor de Dios, de la 
infinita dicha que te ofrece. Repitamos la idea de hoy hasta haber 
escuchado y comprendido que no hay más leyes que las de Dios.
Para cerrar, repetí : "No me gobiernan otras leyes que las de Dios."
Sesiones
 cortas: 4 ó 5 veces por hora, repetí esta dedicatoria así como en 
respuesta a cualquier tentación de sentirte sujeto a otras leyes que las
 Suyas. Es nuestro reconocimiento de que Dios es nuestro Padre y que Su 
Hijo se ha salvado.