La Primera parte
Se solicita la asistencia del Amado Maestro Jesús.
La Segunda parte
Es para invocar la ayuda de la Hueste del Rayo Verde,
El Maestro Hilarión,
Los Arcángeles Rafael y María,
Y los Elohims Vista y Cristal.
En la tercera parte
Se hace una invocación a los Arcángeles Miguel y Gabriel
Para proteger nuestros cuatro cuerpos inferiores.
Primera parte
JESÚS ES SALUD
Y SANACIÓN PARA EL MUNDO
Jesús,
Tú eres la Salud.
Tú viniste para darnos Vida,
Para ofrecernos nuevas posibilidades
Y abrirnos a nuevos horizontes.
Jesús,
Tú ensanchas nuestro corazón
Y das alas a nuestra libertad.
Tú curas nuestras heridas internas
Y nos invitas a ser dueños de nosotros mismos
Y servidores de nuestros semejantes.
Tú nos ayudas a vivir sanamente
Las experiencias dolorosas de la vida
Y a crecer desde la pequeñez.
Gracias, Divino Maestro Jesús,
Porque has compartido nuestra vida,
Y amándonos hasta el final,
Nos has revelado el secreto:
Que sólo el amor sana y salva.
Así sea.
Segunda parte
En el nombre
De mi Amada y Poderosa Presencia de Dios
Yo Soy en mi,
De mi Santo Ser Crístico,
Seres cristicos de toda la humanidad
Y de la Amada Hueste Ascendida:
Invoco la Asistencia Amorosa y de Perfección
Del Amado Maestro Ascendido Hilarión,
Director del Rayo Verde,
Para que en nombre de todos mis hermanos
Que hago presente en mi lista de peticiones
Reciban a través de ti,
Mi Amado Maestro,
Perfección en sus cuerpos inferiores,
Que no vean sino el restablecimiento
De cada átomo y célula de su cuerpo físico.
Pido la Asistencia del Amado Arcángel Rafael
Y la Amada Madre María,
Para que cubran con la más intensa llama verde
De curación y de misericordia absoluta,
A mis hermanos y lugares que necesitan de vuestra acción y la nuestra
Para que llenen no solo su forma,
Sino para que renazca en cada uno de ellos
La vida vibrante de la Esencia Yo Soy.
Me acerco a mi Amado Vista y Cristal,
Para que yo concentre cada átomo de mi ser
A la misión de amor y de perfección
En asistencia de mis hermanos.
Me acerco a vosotros, para que viertan
La suave armonía de vuestras frecuencias musicales y sean sanando las células enfermas de mis hermanos en todo el planeta.
Y en todos los lugares en conflicto.
Yo Soy Luz y Perfección
Yo Soy Salud Manifestada ahora
Yo Soy la Vida y la Resurrección.
Amado Maestro Ascendido Hilarión,
Amado Arcángel Rafael,
Gran Madre Divina de Amor Consolador y Sanador, Amados Vista y Cristal,
Amada Hermandad Celestial,
Os agradecemos la asistencia recibida,
Les amamos y bendecimos
Y yo soy en espera del cumplimiento
del Plan Divino.
Tercera parte
A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DEL CIELO
OH gloriosísimo San Miguel Arcángel,
Príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas,
Guardián de la Iglesias y templos de Dios, Vencedor, terror y espanto
De los rebeldes espíritus infernales.
Humildemente te rogamos, Te dignes libarnos de todo mal
A los que a ti recurrimos con confianza;
Que tu favor nos ampare, Tu fortaleza nos defienda y que,
Mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más
En el servicio del Señor;
Que tu virtud nos esfuerce
Todos los días de nuestra vida,
Especialmente en el trance de la muerte,
Para que, defendidos por tu poder
Del infernal dragón
Y de todas sus asechanzas,
Cuando salgamos de este mundo
Seamos presentados por ti,
Libres de toda culpa,
Ante la Divina Majestad.
Amén.
lunes, 16 de abril de 2012
Ángel YERATHEL
lunes, 16 de abr de 2012
Descripción
La
energía que debemos utilizar el 16 de abril se llama Yerathel y lleva
el número 27.
Si en los últimos tiempos has sentido como si una sombra planeara sobre
ti, debido a la influencia negativa que ejercía alguna persona de tu
entorno, ahora ha llegado el momento de que la confusión se disperse, la
niebla se retire de tu paisaje dando paso a la claridad.
Así tus
posibles enemigos se esfumarán de la escena de tu vida y los
calumniadores se verán confundidos con sus propios argumentos.
Lo único
que debes procurar es cambiar de escena de forma voluntaria.
Plegaria:
YERATHEL : Dios que corrige a los que se equivocan.
Eterno, ¡libérame de la gente malvada! Presérvame de la gente violenta.
YERATHEL, Señor, permíteme utilizar las virtudes
adquiridas a lo largo de las vidas,
para iluminar con ellas la parte oscura del universo.
Permíteme que sea como un río de fuego,
en el que puedan purificarse todos cuantos se acerquen a él.
Permíteme ser aquel que distribuye la llama
a los que les falta su ración de eternidad.
Ayúdame, YERATHEL, a volar por encima de lo profano
y a penetrar en el dominio de lo sagrado;
ayúdame a encontrar mi lugar en el cosmos,
a estar del lado derecho de la Creación.
Haz de modo que en mí,
la inteligencia activa sea el reflejo
de la Divina Sabiduría
y que nunca se apague en mi alma
la sed de actuar y aprender.
Y cuando mi espíritu se despegue,
llevado por el afán de ir más allá,
ponme, YERATHEL, con el Eterno, faz a faz.
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72 Ángeles de la Cabala
Lección 139
"Aceptaré la Expiación para mí mismo."
Con esto se acaban las decisiones, porque llegamos a la de aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó. Elegir es tener incertidumbre respecto a lo que somos, y eso es una forma de autoengaño monumental. ¿Qué es la vida sino ser lo que eres? Dudar acerca de esto, es juzgar y negar su valor, desconociendo la única certeza por la cual vivís. Así, uno se vuelve inseguro respecto a su vida, porque la está negando; y es esta negación lo que hace necesaria la Expiación. Tu negación no cambia en nada lo que sos: pero vos dividiste tu mente en dos: uno que conoce la verdad, y otro que no. La parte de vos que duda de quién sos, no puede ser realmente parte tuya. Lo único que se te pide es tu aceptación, porque lo que sos es incuestionable: fue establecido en la Mente de Dios y en la tuya. Tenemos una misión aquí: no reforcemos la locura en la que una vez creímos; vinimos a alcanzar mucho más que nuestra felicidad. Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo es junto con nosotros. Esto es lo que la Expiación enseña, y demuestra que la unidad del Hijo de Dios no se ve afectada por su creencia de que no sabe lo que es. Aceptá la Expiación, no para cambiar la realidad, sino para aceptar la verdad de lo que sos.
Sesiones largas: En 2 ocasiones, (al inicio del día y a la noche) dediquemos 5 minutos a tener presente nuestro cometido de hoy. Comenzá con este repaso: "Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó."
Podemos recordar esta verdad por todos, pues en la creación todas las mentes son una.
Sesiones cortas: Como muestra de gratitud por la creación, en el nombre de su Creador y de su unidad con toda la Creación, cada hora reiteramos nuestra dedicación dejando de lado los pensamientos que puedan desviarnos de nuestro santo propósito. Dejá que tu mente quede libre de las disparatadas telarañas que el mundo urde, y repetí: "Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó."
Con esto se acaban las decisiones, porque llegamos a la de aceptarnos a nosotros mismos tal como Dios nos creó. Elegir es tener incertidumbre respecto a lo que somos, y eso es una forma de autoengaño monumental. ¿Qué es la vida sino ser lo que eres? Dudar acerca de esto, es juzgar y negar su valor, desconociendo la única certeza por la cual vivís. Así, uno se vuelve inseguro respecto a su vida, porque la está negando; y es esta negación lo que hace necesaria la Expiación. Tu negación no cambia en nada lo que sos: pero vos dividiste tu mente en dos: uno que conoce la verdad, y otro que no. La parte de vos que duda de quién sos, no puede ser realmente parte tuya. Lo único que se te pide es tu aceptación, porque lo que sos es incuestionable: fue establecido en la Mente de Dios y en la tuya. Tenemos una misión aquí: no reforcemos la locura en la que una vez creímos; vinimos a alcanzar mucho más que nuestra felicidad. Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo es junto con nosotros. Esto es lo que la Expiación enseña, y demuestra que la unidad del Hijo de Dios no se ve afectada por su creencia de que no sabe lo que es. Aceptá la Expiación, no para cambiar la realidad, sino para aceptar la verdad de lo que sos.
Sesiones largas: En 2 ocasiones, (al inicio del día y a la noche) dediquemos 5 minutos a tener presente nuestro cometido de hoy. Comenzá con este repaso: "Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó."
Podemos recordar esta verdad por todos, pues en la creación todas las mentes son una.
Sesiones cortas: Como muestra de gratitud por la creación, en el nombre de su Creador y de su unidad con toda la Creación, cada hora reiteramos nuestra dedicación dejando de lado los pensamientos que puedan desviarnos de nuestro santo propósito. Dejá que tu mente quede libre de las disparatadas telarañas que el mundo urde, y repetí: "Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó."
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Un Curso de Milagros
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