"Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí."
Nadie puede ver
 lo que sus resentimientos ocultan. Así, al ocultar la luz, el mundo se 
halla a oscuras, y vos junto con el mundo. Pero a medida que el velo se 
corre, te liberás junto con ellos. Compartí tu salvación con aquellos 
que estaban a tu lado en la oscuridad. Hoy intentamos nuevamente llegar a
 la luz en vos.
Páctica larga: Comenzaremos siendo conscientes de que
 esto es así, y con la firme convicción de llegar a aquello que nos es 
más querido: la salvación es nuestra única necesidad; no tenemos otra 
función. Tratá de darle la importancia enorme que tiene. Ahora, tratemos
 de deshacernos del contenido de nuestra conciencia: pensá en tu mente 
como un gran círculo rodeado de densas nubes, al que ves de lejos. 
Resolvete finalmente a atravesar las nubes. En tu mente, extendé la mano
 y tocalas; sentí su textura. Apartalas, y sentilas rozar tu cara, 
sabiendo que las nubes son insustanciales, no pueden detenerte. Sentirás
 que estás siendo elevado, transportado hacia adelante. Tus esfuerzos 
invocan al poder del Universo en tu ayuda, y el propio Dios te llevará 
hacia la luz. No podés fracasar, porque tu deseo coincide con el Suyo. 
Repetí entonces: "Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí. No 
puedo ver lo que he ocultado. Mas por mi salvación y la del mundo, deseo
 que me sea revelado".
Sesiones Cortas: Si durante el día sentís algún resentimiento, decí para tus adentros:
"Si siento este resentimiento, la luz del mundo quedará velada para mí. Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí."