- Después de algún tiempo aprenderás la      sutil diferencia entre 
sostener una mano y encadenar un alma, y aprenderás      que amar no 
significa apoyarse, y que compañía no siempre significa      seguridad. 
Comenzarás a aprender que los besos no son contratos, ni los      
regalos son promesas…
 
- Aprenderás que con la misma severidad      conque juzgas, también serás juzgado y en algún momento condenado.
 
- Aprenderás que no importa en cuantos      pedazos tu corazón se 
partió, el mundo no se detiene para que lo arregles.      Aprenderás que
 es uno mismo quien debe cultivar su propio jardín y decorar      su 
alma, en vez de esperar que alguien le traiga flores.
 
- Comenzarás a aceptar tus derrotas con      la cabeza alta y la mirada al frente, con la gracia de una mujer y no con la tristeza
 de un niño y aprenderás a construir hoy todos tus caminos,      porque 
el terreno de mañana es incierto para los proyectos, y el futuro      
tiene la costumbre de caer en el vacío.
 
- Después de un tiempo aprenderás que      el sol quema si te expones 
demasiado. Aceptarás incluso que las personas      buenas podrían 
herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas.
 
- Aprenderás que hablar puede aliviar      los dolores del alma. 
Descubrirás que lleva años construir confianza y      apenas unos 
segundos destruirla y que tu también podrás hacer cosas de las      que 
te arrepentirás el resto de la vida.
 
- Aprenderás que las nuevas amistades      continúan creciendo a pesar
 de las distancias y que no importa que es lo      que tienes, sino a 
quien tienes en la vida y que los buenos amigos son la      familia que 
nos permitimos elegir.
 
- Aprenderás que no tenemos que cambiarde amigos, si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian.
 
- Descubrirás que muchas veces tomas a      la ligera a las personas 
que más te importan y por eso siempre debemos      decir a esas personas
 que las amamos porque nunca estaremos seguros de      cuando será la 
última vez que las veamos.
 
-  Aprenderás que las circunstancias y      el ambiente que nos rodea 
tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros      somos los únicos 
responsables de lo que hacemos. Comenzarás a aprender que      no nos 
debemos comparar con los demás, salvo cuando queramos imitarlos      
para mejorar.
 
 
 
 
 
El Simple Arte de Bendecir Al despertar, bendice tu jornada, 
porque está ya desbordando una abundancia de bienes que tus bendiciones 
harán aparecer. Porque bendecir significa reconocer el bien infinito que
 forma parte integrante de la trama misma del universo. 
Ese bien
 lo único que espera es una señal tuya para poder manifestarse. Al 
cruzarte con la gente por la calle, el auto, en tu lugar de trabajo, 
bendice a todos. La paz de tu bendición será la compañera de su camino, y
 el aura de su discreto perfume será una luz en su itinerario. 
Bendice
 a los que te encuentres, derrama tu bendición sobre su salud, su 
trabajo, su alegría, su relación con el creador, con ellos mismos y con 
los demás. 
Bendice a todos en todas las formas imaginables, 
porque esas bendiciones no sólo esparcen las semillas de la curación, 
sino que algún día brotarán como otras tantas flores de gozo en los 
espacios áridos de tu propia vida. Bendice tu ciudad, tus gobernantes y a
 todos como los educadores, enfermeras, barrenderos, sacerdotes y 
prostitutas.
Cuando alguien te muestre la menor agresividad, 
cólera o falta de bondad, responde con una bendición silenciosa. Bendice
 totalmente, sinceramente, gozosamente, porque esas bendiciones son un 
escudo que los protege de la ignorancia de sus maldades, y cambia de 
rumbo la flecha que te han disparado. 
Bendecir significa desear y querer incondicionalmente, 
totalmente y sin reserva alguna el bien ilimitado –para los demás y para
 los acontecimientos de la vida- haciéndolo aflorar de las fuentes más 
profundas y más íntimas de tu ser. 
Esto significa venerar y 
considerar con total admiración lo que es siempre un don del Creador, 
sean cuales fueren las apariencias. Quien sea afectado por tu bendición 
es un ser privilegiado, consagrado, entero. 
Bendecir, significa 
invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él 
con profundo reconocimiento. Significa también llamar a la felicidad 
para que venga a él.
Bendecir significa reconocer una belleza omnipresente, oculta a
 los ojos materiales. Es activar la ley universal de la atracción que, 
desde el fondo del universo, traerá a vuestra vida exactamente lo que 
necesitas en el momento presente para crecer, avanzar y llenar tu vida 
de gozo. 
Es imposible bendecir y juzgar al mismo tiempo. Mantén 
en ti ese deseo de bendecir como una incesante resonancia interior y 
como una perpetua plegaria silenciosa, porque de este modo serás de esas
 personas que son artesanos de la paz , y un día descubrirás por todas 
partes el rostro mismo del Creador del universo. 
Y por encima de
 todo, no te olvides de bendecir a esa persona maravillosa, 
absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor, que 
eres tú mismo.
¡¡¡ DIOS LOS BENDIGA !!!