OTROS RITUALES DE LA NOCHE DE SAN JUAN:
En
la mañana, dice la tradicion que muy temprano la gente se lava el pelo y
la cara con las aguas bendecidas y comenzaba a llamar, tres veces
consecutivas:
¡San Juan!, ¡San Juan!, dame milcao (guiso de papas con manteca) yo te daré pan.
La
noche anterior dos han sido los eventos más importantes: el baile del
fuego y las pruebas. Algunas de estas pruebas son: l. La joven que sale
al amanecer y se encuentra con un perro su marido será un goloso perro
durante su vida.
2.
Al salir, después de las 12, se encuentra con un gato negro es mala
suerte para el futuro, felicidad si el gato es de otro color.
3. Si a medianoche se hace una cruz en los árboles, producirán el doble.
4. Si a las 12, mira la luna y después la higuera, la verá florecer.
5. La higuera y el "pesebre" (helecho) florecen esta noche. Quien posea una de estas flores será muy afortunado.
6. Quien vea florecer la hierbabuena esta noche será muy afortunado siempre que lo mantenga en secreto.
7.
En la víspera se planta la flor de la hortensia, en un tarro con tierra
y agua. Luego se le hace un pedido poniendo fe en el bautismo de San
Juan.
8.
Hay que lavarse las manos con agua de manantial para mantenerse joven y
el cabello para conservarlo hermoso. Esa noche las aguas están benditas
por el Bautista.
9. Cuando llueve esa noche o al día siguiente, va a haber abundancia de manzanas.
10. Antes de la salida del sol hay que regar los árboles con agua de manantial, para que den bastante fruta durante el año.
En
el exacto momento en que el sol ilumina el amanecer del día 24, las
aguas de fuentes y arroyos están dotadas de poderes especiales para
curar y brindar protección a la gente. 11.Quien se baña en el rocío que
cae esa noche quedará protegido durante todo el año.
12.Meterse
desnudo y de espaldas al mar, mirando la luna, permitirá a quien lo
haga obrar ciertos prodigios. 11. Para tener buena siembra hay que tirar
un pedazo de vela la noche de San Juan.
13. Para aprender a tocar guitarra hay que colocarse durante esta noche bajo una higuera.
14.Los solteros y solteras que al comenzar el 24 se asomen por la ventana de su casa verán pasar al amor de su vida.
15.Si se quema un papel donde se haya escrito aquello que se quiera olvidar, se puede lograr bienestar por todo el año.
16.
Si una mujer se mira desnuda y de espaldas en un espejo, a media noche y
con la luz de una vela, verá el momento de su muerte.
17. Quien madrugue el día 24 no pasará sueño el resto del año.
LA CEREMONIA DEL FUEGO
El
gran protagonista de la Noche de San Juan es el fuego, cuyo fin no sólo
es rendir tributo al sol, sino también purificar los pecados del
hombre.
En
America Latina, la fogata principal se realiza la tarde del 23 de Junio
en pleno centro de la ciudad, ante una verdadera multitud. Se utiliza
gran cantidad de aserrín, paja y ramas para formar la enorme pira, en
cuyo tope se emplaza el tradicional muñeco de paja. Antes de encender la
fogata dispararan bombas de estruendo en reemplazo de los gritos que
antiguamente se proferían para ahuyentar los malos espíritus, y una vez
que las llamas iluminaban el lugar, se lanzan fuegos artificiales.
Antiguamente se realizaban fogatas más reducidas en las que se calentaban papas o batatas, que luego eran ofrecidas a los asistentes para así asegurarles alimento suficiente durante todo el año. También se arrojaban a las llamas ropas viejas, papeles, y cualquier objeto que representara un mal recuerdo, y así se exorcizaban los malos sucesos de los doce meses anteriores.
Otra costumbre relacionada con la Noche de San Juan es la caminata sobre el fuego. Los devotos preparan caminos de brasas de dos metros de largo por un metro de ancho y caminan descalzos sobre ellos sin sufrir daños. La celebración es acompañada con bailes, comidas y bebidas.
Antiguamente se realizaban fogatas más reducidas en las que se calentaban papas o batatas, que luego eran ofrecidas a los asistentes para así asegurarles alimento suficiente durante todo el año. También se arrojaban a las llamas ropas viejas, papeles, y cualquier objeto que representara un mal recuerdo, y así se exorcizaban los malos sucesos de los doce meses anteriores.
Otra costumbre relacionada con la Noche de San Juan es la caminata sobre el fuego. Los devotos preparan caminos de brasas de dos metros de largo por un metro de ancho y caminan descalzos sobre ellos sin sufrir daños. La celebración es acompañada con bailes, comidas y bebidas.
En
la Peninsula Iberica, los festivales o celebraciones que tienen como
centro el fuego son muy numerosos a lo largo de todo el año,
extendiéndose por cada uno de los rincones de la vieja Europa, sin
embargo varias ocasiones son las que concentran un mayor número de estas
fiestas rituales: los equinoccios y solsticios son estos momentos,
siendo especialmente los últimos los más prolíficos. El solsticio
astronómico no siempre coincide con la fecha en la que actualmente
celebramos San Juan, siendo habitualmente el 21 de junio el día del
astronómico, concretamente este año tuvo lugar a las 3.48 de la
madrugada que discurría entre el 20 y el 21 de este mes. El fuego es el
principal representante del astro solar en la tierra por lo que si el
culto al sol está muy extendido, ni que decir tiene que los rituales que
tienen al fuego como protagonista son innumerables.
La hoguera de San Juan se enmarca dentro de las celebraciones que tienen como centro el solsticio estival y constituyen el comienzo de un tiempo fundamental para la subsistencia de las sociedades antiguas y modernas, puesto que es el momento de la recolección de las cosechas. Como en tantas otras ocasiones han alcanzado gran fama las fiestas de San Juan, pero nos olvidamos terriblemente de la importancia que esta noche ha tenido a lo largo de la historia.
El fuego es un elemento purificador, liberador y regenerador, desde antiguo se apelaba a él para librase de numerosos males, desde la brujería pasando por los malos espíritus hasta las plagas sobre las cosechas. También posee el fuego la facultad de ahuyentar al rayo, el granizo o las tormentas, como vemos son en ocasiones los propios elementos los que se creen de utilidad para librarse de otros fenómenos. Las ramas quemadas en los festivales de fuego se solían guardar en las casas, al creerse que se preservaba así al hogar del poder destructivo de las llamas. Cuando en los diversos lugares de Europa aparecían epidemias que atacaban a los animales domésticos como la vaca, el caballo o el cerdo se encendían un tipo de fuegos que se denominan de auxilio.
Son cuantiosos los pueblos que encienden hogueras y hacen pasar por delante de ellas a toda la cabaña del pueblo, en un afán purificador. En Cantabria existe, como en otros muchos lugares, la costumbre de saltar la hoguera en esta mágica noche, práctica de la cual nos dan noticias muchos autores de la antigüedad, entre ellos Ovidio. Saltar sobre las hogueras, pisar las cenizas aún candentes, danzar a su alrededor, hacer pasar junto a ellas a la cabaña o llevar el fuego por los campos de cultivo del pueblo para purificar la cosecha, son prácticas que aún hoy se conservan en ciertas zonas europeas y, por supuesto, en Cantabria, el sol de San Juan quita el reúma y alivia el mal. En la noche de San Juan se intenta que el sol brille con fuerza durante la estación que comienza para facilitar la maduración de los frutos y la recogida fructífera de las cosechas. Es, por tanto, el astro el principal protagonista.
Pero de nuevo nos encontramos ante una gran paradoja, identificamos una fiesta profundamente pagana con un Santo del mundo cristiano, que si con algo puede relacionarse es con otro elemento básico como el agua, (sobre manera cuando según dice el adagio popular Agua de por San Juan, quita vino y no da pan). En este sentido nos enfrentamos claramente ante la cristianización de un ritual con numerosos adeptos en el mundo pagano que se encontraron aquellos primeros apóstoles, que soportaron la difícil labor de conducir a la conversión a aquellas gentes que eran vistas como bárbaras. En esta fecha se supone que se conmemoraba el nacimiento del Bautista, curioso cuando habitualmente es la muerte la que se marca en el calendario festivo cristiano. Aunque la distancia entre el fuego y el agua es clara, ambos son elementos purificadores y básicos en cualquier ritual.
Durante el desarrollo de esta fiesta se aprovechaba para cortejar a las mozas de cada uno de los pueblos, pues existía la costumbre de enramar, colocar ramas de chopo o aliso de bella estampa en la ventana de aquella moza que se quería honrar, siendo interesantes las disputas entre las jóvenes por quién de ellas tenía el ramo más hermoso; además no termina ahí el ritual floral, sino que en el centro del pueblo se suele colocar un gran ramo o incluso un árbol, al estilo de la celebración de la Maya. Pero en esta noche se ha de tener verdadero cuidado y no despertar las iras de los elementos, pues los conocidos Caballucos del Diablo no descansan nunca y están al acecho. Las leyendas de nuestra tierra otorgan a estos personajes la facultad de aguar la fiesta a los danzantes y a quienes se reúnen alrededor del fuego. Son tres caballos alados que de manera rauda, veloz e imprevisible se deslizan por los cielos bramando terriblemente y aterrorizando a todo el que se encuentran. Sin embargo Manuel Llano renueva con su particular estilo la leyenda hablando de siete caballucos del diablo, cada uno de un color y todos dirigidos por el rojo. Dice que echaban babas de oro y que quien las encontraba se hacía rico, pero cuando la fatal hora le llegara pasaría directamente al infierno. Sus "crines de azabache", que dice A. G. Lomas, se dibujan en el aire y se esfuman entre la niebla nocturna. Por su boca lanzan llamaradas provocando la destrucción y el caos. La Anjana, el hada buena de la Montaña que nos protege de todo mal, no puede hacer nada frente a ellos. Sólo existe una solución para evitar que caigan sobre alguien y le otorguen mal para todo el año: un trébol de cuatro hojas. Esta planta ha de buscarse afanosamente, pues hay pocas, ya que la noche anterior los caballucos han pacido todas las que han encontrado, aunque nunca pueden terminar con ellas. Si consigues el preciado amuleto podrás salir a disfrutar de la fiesta sin ningún temor, por ello los mozos buscan con esmero la verbena o yerbuca de San Juan. No son pocas las gentes que aún hoy día buscan el rocío de esta madrugada para pasear descalzos sobre él y lograr salud. "Si cortas la yerbuca de San Juan te librarás de culiebra y de todo mal"
Si hay una fiesta que tiene calado y que permanece viva en nuestra tierra es ésta, por lo que no dejemos que muera y mantengamos vivo el espíritu de tradiciones encaminadas a conmemorar la vida y el bien. Para conocer el verdadero sentido de esta y otras fiestas no dudéis en hojear El estío festivo, Fiestas populares de Verano. Madrid 1984, del gran maestro Julio Caro Baroja.
La hoguera de San Juan se enmarca dentro de las celebraciones que tienen como centro el solsticio estival y constituyen el comienzo de un tiempo fundamental para la subsistencia de las sociedades antiguas y modernas, puesto que es el momento de la recolección de las cosechas. Como en tantas otras ocasiones han alcanzado gran fama las fiestas de San Juan, pero nos olvidamos terriblemente de la importancia que esta noche ha tenido a lo largo de la historia.
El fuego es un elemento purificador, liberador y regenerador, desde antiguo se apelaba a él para librase de numerosos males, desde la brujería pasando por los malos espíritus hasta las plagas sobre las cosechas. También posee el fuego la facultad de ahuyentar al rayo, el granizo o las tormentas, como vemos son en ocasiones los propios elementos los que se creen de utilidad para librarse de otros fenómenos. Las ramas quemadas en los festivales de fuego se solían guardar en las casas, al creerse que se preservaba así al hogar del poder destructivo de las llamas. Cuando en los diversos lugares de Europa aparecían epidemias que atacaban a los animales domésticos como la vaca, el caballo o el cerdo se encendían un tipo de fuegos que se denominan de auxilio.
Son cuantiosos los pueblos que encienden hogueras y hacen pasar por delante de ellas a toda la cabaña del pueblo, en un afán purificador. En Cantabria existe, como en otros muchos lugares, la costumbre de saltar la hoguera en esta mágica noche, práctica de la cual nos dan noticias muchos autores de la antigüedad, entre ellos Ovidio. Saltar sobre las hogueras, pisar las cenizas aún candentes, danzar a su alrededor, hacer pasar junto a ellas a la cabaña o llevar el fuego por los campos de cultivo del pueblo para purificar la cosecha, son prácticas que aún hoy se conservan en ciertas zonas europeas y, por supuesto, en Cantabria, el sol de San Juan quita el reúma y alivia el mal. En la noche de San Juan se intenta que el sol brille con fuerza durante la estación que comienza para facilitar la maduración de los frutos y la recogida fructífera de las cosechas. Es, por tanto, el astro el principal protagonista.
Pero de nuevo nos encontramos ante una gran paradoja, identificamos una fiesta profundamente pagana con un Santo del mundo cristiano, que si con algo puede relacionarse es con otro elemento básico como el agua, (sobre manera cuando según dice el adagio popular Agua de por San Juan, quita vino y no da pan). En este sentido nos enfrentamos claramente ante la cristianización de un ritual con numerosos adeptos en el mundo pagano que se encontraron aquellos primeros apóstoles, que soportaron la difícil labor de conducir a la conversión a aquellas gentes que eran vistas como bárbaras. En esta fecha se supone que se conmemoraba el nacimiento del Bautista, curioso cuando habitualmente es la muerte la que se marca en el calendario festivo cristiano. Aunque la distancia entre el fuego y el agua es clara, ambos son elementos purificadores y básicos en cualquier ritual.
Durante el desarrollo de esta fiesta se aprovechaba para cortejar a las mozas de cada uno de los pueblos, pues existía la costumbre de enramar, colocar ramas de chopo o aliso de bella estampa en la ventana de aquella moza que se quería honrar, siendo interesantes las disputas entre las jóvenes por quién de ellas tenía el ramo más hermoso; además no termina ahí el ritual floral, sino que en el centro del pueblo se suele colocar un gran ramo o incluso un árbol, al estilo de la celebración de la Maya. Pero en esta noche se ha de tener verdadero cuidado y no despertar las iras de los elementos, pues los conocidos Caballucos del Diablo no descansan nunca y están al acecho. Las leyendas de nuestra tierra otorgan a estos personajes la facultad de aguar la fiesta a los danzantes y a quienes se reúnen alrededor del fuego. Son tres caballos alados que de manera rauda, veloz e imprevisible se deslizan por los cielos bramando terriblemente y aterrorizando a todo el que se encuentran. Sin embargo Manuel Llano renueva con su particular estilo la leyenda hablando de siete caballucos del diablo, cada uno de un color y todos dirigidos por el rojo. Dice que echaban babas de oro y que quien las encontraba se hacía rico, pero cuando la fatal hora le llegara pasaría directamente al infierno. Sus "crines de azabache", que dice A. G. Lomas, se dibujan en el aire y se esfuman entre la niebla nocturna. Por su boca lanzan llamaradas provocando la destrucción y el caos. La Anjana, el hada buena de la Montaña que nos protege de todo mal, no puede hacer nada frente a ellos. Sólo existe una solución para evitar que caigan sobre alguien y le otorguen mal para todo el año: un trébol de cuatro hojas. Esta planta ha de buscarse afanosamente, pues hay pocas, ya que la noche anterior los caballucos han pacido todas las que han encontrado, aunque nunca pueden terminar con ellas. Si consigues el preciado amuleto podrás salir a disfrutar de la fiesta sin ningún temor, por ello los mozos buscan con esmero la verbena o yerbuca de San Juan. No son pocas las gentes que aún hoy día buscan el rocío de esta madrugada para pasear descalzos sobre él y lograr salud. "Si cortas la yerbuca de San Juan te librarás de culiebra y de todo mal"
Si hay una fiesta que tiene calado y que permanece viva en nuestra tierra es ésta, por lo que no dejemos que muera y mantengamos vivo el espíritu de tradiciones encaminadas a conmemorar la vida y el bien. Para conocer el verdadero sentido de esta y otras fiestas no dudéis en hojear El estío festivo, Fiestas populares de Verano. Madrid 1984, del gran maestro Julio Caro Baroja.
Por
San Juan es cuando se preservan de enfermedades hombres y bestias, y
cuando se garantiza la fructificción de las plantas cultivadas, por
medio de ritos. La "sanjuanada" es semejante en España y en Ucrania, en
partes de Portugal y en partes de Escandinavia. En los romances
castellanos se afirma que la celebraban los cristianos igual que los
moros. Naturalmente que Asturias no se queda fuera de esta fiesta, ni de
su celebración. Es un tiempo en el que el prodigio anda suelto. Se
desatan todos los ritos y todos están vivos en la noche: el rito del
árbol y del verde, el rito del agua y el rito del fuego. Es la noche de
las maravillas. Hasta los cuélebres, los terribles guardianes de las
encantadas y de los tesoros, están adormilados. En todos los pueblos de
Asturias la noche se llena de luminarias: la foguera es indispensable.
¿Por qué se hace la foguera? La gente sigue haciéndola porque antes se hizo, porque siempre se hizo. Nadie piensa ni en el sol en declive, ni tampoco en honrar a San Juan. Las gentes se ven sumergidas en un clima de misterio y de milagro. Las barreras naturales saltan, y todo es posible esa noche. La oscuridad misma, en lucha con el fuego, es sagrada, y los jóvenes la disfrutan.
¿Por qué se hace la foguera? La gente sigue haciéndola porque antes se hizo, porque siempre se hizo. Nadie piensa ni en el sol en declive, ni tampoco en honrar a San Juan. Las gentes se ven sumergidas en un clima de misterio y de milagro. Las barreras naturales saltan, y todo es posible esa noche. La oscuridad misma, en lucha con el fuego, es sagrada, y los jóvenes la disfrutan.
Tres formas de vivir las Fiestas de San Juan