"La enfermedad es una defensa contra la verdad."
Nadie 
puede sanar a menos que comprenda que el propósito de la enfermedad no 
tiene sentido, por tanto es imposible que exista. La enfermedad no es un
 accidente; al igual que toda defensa, es un mecanismo de auto-engaño, 
para ocultar la realidad. Las defensas no son involuntarias ni 
inconscientes; surgen cuando la verdad parece amenazar lo que preferís 
creer. ¿Quién sino uno decide creer que existe una amenaza, que es 
necesario escapar, y por ello se arma de defensas contra la amenaza que 
juzga como real? Pero uno olvida rápidamente su papel en la fabricación 
de su realidad. Reconocer nuestro papel, recordando lo que olvidamos, 
implica reconsiderar la decisión que creó la enfermedad.
Las defensas
 toman fragmentos de la totalidad para tejer ilusiones y es este proceso
 lo que produce sensación de amenaza. Te identificas con el cuerpo, que 
puede hacerte sufrir y sentir dolor, y así el cuerpo es más fuerte que 
la verdad: que sos algo más que un puñado de polvo. Pero Dios y sus 
leyes permanecen inmutable ante las leyes en las que creés: las defensas
 son planes para derrotar lo que no puede ser atacado: lo inalterable no
 puede cambiar, y lo impecable no puede pecar. Esta es la verdad. Sólo 
desea brindarte felicidad, porque ese es su propósito. La verdad se 
puede encontrar en cualquier momento, sólo con que decidas darle la 
bienvenida.
Sesiones largas: En 2 ocasiones, dedicaremos 15 minutos a
 pedirle a la verdad que venga y nos libere. Vendrá, porque nunca estuvo
 separada de nosotros: sólo espera nuestra invitación. Introduciendo una
 invitación a la curación, decí: "La enfermedad es una defensa contra la
 verdad. Aceptaré la verdad de lo que soy, y dejaré que mi mente sane 
hoy completamente".La curación vendrá a medida que la paz y la verdad 
reemplacen la contienda e imaginaciones vanas. El cuerpo sana porque la 
fuente de la enfermedad, la mente, está dispuesta a recibir alivio. Esto
 elimina los límites que habías impuesto al cuerpo, el que tendrá 
suficiente fuerza para todo lo útil.
Sesiones cortas: Permanecé 
alerta: si permitís que tu mente tenga pensamientos de ataque, o juzgue o
 trace planes, te habrás vuelto a extraviar. Remedialo de inmediato, 
diciendo: "Olvidé lo que realmente soy, pues me confundí a mí mismo con 
mi cuerpo. La enfermedad es una defensa contra la verdad, mas yo no soy 
un cuerpo, y mi mente es incapaz de atacar. Por lo tanto, no puedo estar
 enfermo".
jueves, 12 de abril de 2012
Ángel MELAHEL
Jueves, 12 de abr de 2012 
 
Descripción 
La
 energía que debemos utilizar el 12 de abril se llama Melahel y lleva el
 número 23. 
Parece que estará en tus manos la posibilidad de tomar la iniciativa 
para poder acabar con algunos achaques que suponen una molestia aunque 
sin llegar al grado de enfermedad. 
Posiblemente la vida sitúe ante tus 
ojos las pistas necesarias para que des con la causa. 
Pero resultará 
menos sencillo de lo que esperabas porque se verán envueltas tus 
emociones, lo cual hará que te cueste ver con claridad, pero si 
perseveras en tu empeño, después de la primera capa todo se facilitará.
Plegaria: 
MELAHEL: Dios que libera de los males. 
El Eterno guardará tu salida y tu regreso, desde ahora y para siempre 
jamás. 
 MELAHEL: Permíteme, Señor, contemplar la eternidad
en las cristalizacione s físicas de tu esencia. 
Permíteme ver, en los objetos materiales y en lo instituido,
la expresión transitoria de tu divino acontecer.
Quiero, Señor, 
participar en la elaboración de ese relato cósmico que tú escribes
con las sucesivas oleadas de vida que propulsas al mundo.
Inspira mi mente, 
Señor MELAHEL
para que pueda sacar conclusiones generales
de las observaciones particulares; 
para que todo, dentro de mí,
se reconstruya según su orden natural
y pueda aportar a los demás 
la imagen de tu divina armonía, 
a fin de que con ella reencuentren
el ritmo perfecto en su organismo 
y se vea restablecida su salud. 
Dame poderes para ser aquel que, a través de ti,
dé profundo y universal significado
a las cosas, 
a los hechos, a las situaciones, a lo instituido,
a lo que sólo es instante fugaz
en tu sublime y eterno transcurrir.
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72 Ángeles de la Cabala
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