sábado, 3 de marzo de 2012

Ángel POYEL

sábado, 3 de mar de 2012
Descripción 
La energía que debemos utilizar el 3 de marzo se llama Poyel y lleva el número 56. 
Hoy te va a tocar trabajar una de las más raras virtudes, quizá debido a que la practica poca gente: la moderación, es decir, el arte de hacer, de sentir y de pensar de tal forma que el interlocutor se encuentre en perfecta libertad de hacer, sentir o pensar de forma diferente, sin que por ello tenga la sensación de que te agravia. Para ello tendrás que hacer uso de un arma secreta: el buen humor, ya que éste disipa las inquietudes, le quita hierro al drama y lleva a percibir la solución de los más difíciles problemas. 
 
Plegaria:
 POYEL: Dios que sostiene el universo.  
El Eterno sostiene todos los que caen y levanta todos los que están encorvados.
POYEL: Quiero que mis labios expresen, Señor, tan sólo lo que es digno; quiero que mi verbo descubra a quienes me escuchan la profundidad de tu Obra;
quiero que, como en ti, todos los que a mí acuden encuentren sostén.
Vivifica, Señor, mi palabra; haz que con ella pueda abrir anchas perspectivas;
que con ella pueda iluminar insondables abismos. Haz que a través de mí se expresen tus más elevadas virtudes.
Hazme, Señor POYEL, el constructor en la Tierra, de esa ciudad eterna que tú has edificado en el cielo.

Lección 101

"La voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad"
Hoy continuamos con el tema de la felicidad. Aún creemos que es la salvación requiere que "suframos" como penitencia a nuestros pecados. No es así, pero no podrás cambiarlo hasta que dejes de creer que el pecado es real y que realmente el Hijo de Dios puede pecar. Si el pecado fuera real, el castigo sería justo, y la felicidad no puede ser sino una ilusión, y la salvación tendría que ser por medio del dolor. ¿Quién buscaría un castigo así? ¿Quién no huiría de la salvación, que tendría que implicar dolor y sufrimiento?
Hoy necesitamos las sesiones de práctica que nos enseñan que el pecado no es real, y que el dolor y sufrimiento carecen de causa. Aceptá la Expiación: el pecado no existe. La dicha es justa, y el dolor no es sino una señal de haberse equivocado con respecto a uno mismo.
Sesiones largas: Por 5 minutos al comienzo de cada hora, comenzá repitiendo "La voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad. El pecado no existe ni tiene consecuencias" Luego intentá encontrar la dicha que estos pensamientos le darán a tu mente. Entregá gustosamente estos cinco minutos por hora para librarte de la pesada carga que te echaste encima al creer que el pecado es real, que puede existir. Escapate hoy de la locura. Estás firmemente plantado en el camino que te lleva a la libertad, y esta idea te da alas para acelerar tu progreso, y esperanza para que vayas deprisa a la meta de paz que te espera.
Sesiones cortas: Repetí tan a menudo como puedas: "La voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad. Esa es la verdad, porque el pecado no existe"