Theodore Roosevelt dijo una vez: “Haz lo que puedas, con lo que
tienes, en donde estás”. Ahora, obviamente esta es una afirmación
profunda cuando nos referimos a nuestro trabajo personal de vida, pero
en realidad también es verdad para nuestra misión espiritual aquí en la
tierra: la misión de perfeccionar nuestras almas. La verdad es que se
nos ha dado lo que sea que tengamos (cualquier rasgo, limitación o
talento) para que podamos cambiarnos a nosotros mismos en el interior.
La lectura de la Biblia de esta semana, es llamada en hebreo: Vaetjanán, la
cual significa “rogar”. Encontramos a Moisés suplicándole a Dios 515
veces que le permitiera entrar a la tierra de Israel. ¿Por qué necesitó
rogar tanto sólo para ir a cierto sitio? Con todos los milagros que
había realizado, ¿Por qué Moisés tenia que suplicar por esta petición
aparéntenme menor? Después de todo, si recordamos, cuando la hermana de
Moisés, Miriam, estaba enferma de lepra, todo lo que Moisés tuvo que
hacer fue decirle al Creador: "El na refa na la", lo que
significa “Sánala ahora”, y fue sanada. ¿Cómo podía Moisés ser tan
arrogante en una parte de la Biblia como para decirle al Creador: “Esto
es lo que demando de Ti”, y sin embargo aquí lo vemos tan desesperado?
La respuesta es que el mismo Moisés sabía que había
alcanzado un nivel espiritual tan elevado que si entraba en Israel, él
habría podido alcanzar una unificación perfecta del mundo físico con el
mundo espiritual, una unificación que habría traído la paz global y fin
del dolor, el sufrimiento, y la muerte.
Pero el Creador le dijo a Moisés: Ninguna persona puede
caminar en los zapatos de otro. En otras palabras, ninguna persona puede
tomar el proceso de otra para si mismo. El Creador se lo explicó a
Moisés de esta forma: “Moisés, no puedes entrar porque una vez que lo
hagas, tu acción creará unidad completa en el mundo entero. Las
personas, sin embargo, aun no han finalizado la corrección de sus
aspectos negativos. Cada persona necesita hacer su propio proceso. Cada
persona necesita completar su misión espiritual. Y dado que cada persona
es una roca extraída de la misma montaña Divina, le tomará tiempo a
cada individuo hacer su parte para reunir de nuevo esta enorme
montaña”.
Para nosotros, es una profunda lección. ¿Cuántas veces
rechazamos nuestro propio proceso? Cuántas veces nos decimos: “¿qué
puedo hacer? ¡Estas son mis circunstancias!” o “¿qué puedo hacer? Nací
así, ¡No tengo elección!”.
El punto es que si esta es nuestra actitud, entonces
tenemos a otro dios delante de nosotros, y este dios es llamado
“Victimología”.
El primer Precepto establece: “Yo soy el Señor, tu Dios,
quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud. No
tendrás otros dioses además de Mí”. ¿Qué quiere decir esto en la
práctica?
Esencialmente significa: “Te he dado la habilidad para no
ser una víctima. Te he sacado de tu propia esclavitud. Hoy te otorgo
las herramientas espirituales para enmendar y crear con lo que se te ha
dado para trabajar: ya sea mucho o poco”. Lo que sea que tengamos como
herramientas, se nos otorgaron por el Creador para permitirnos cambiar
ya que no estamos esclavizados.
Estoy segura que has escuchado del hombre de 26 años al
que le amputaron dos miembros, Oscar Pistoius de Suráfrica. Oscar
recientemente calificó para competir en los 400m y en los 400x4m de
relevo en los juegos olímpicos de Londres. La historia del éxito de este
joven (a pesar de sus aparentes limitaciones) es verdaderamente
extraordinaria. No sólo alcanzó sus metas de carreras a pesar de los
miembros amputados, pero si lees su historia, también verás que superó
otros desafíos, incluyendo una herida en su rodilla en un punto así como
un accidente de bote en el 2008. El tema de su historia es resumido de
excelente forma por su mantra personal: “No eres minusválido por las
discapacidades que tienes; eres hábil por las habilidades que posees”.
Esta semana, recordemos que no somos victimas. Sin importar nuestras
circunstancias, siempre somos capaces de compartir y ser una parte en el
proceso de traer Luz a este mundo.
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