"Permítaseme poder percibir el perdón tal como es."
Repasemos
hoy qué es el perdón, ya que puede tergiversarse, percibiéndose como un
sacrificio injusto de la justa indignación; como una dádiva
injustificada. Esta perspectiva distorsionada se corrige si aceptas que
no se te está pidiendo que perdones lo que es verdad; sólo se limita a
lo que es falso. La verdad es creación de Dios, y perdonar eso no tiene
sentido. El perdón sólo se refiere a lo ilusorio. Si considerás al
perdón un vano intento de ignorar lo que está ahí, te estás engañando a
vos mismo creyendo que el pecado es verdad. La irrealidad del pecado es
lo que hace que el perdón sea sano y natural: consuelo para el que lo
concede, y bendición allí donde se recibe.
El perdón es lo que
representa la verdad en medio de las ilusiones del mundo. Mira al
pecador enloquecido por la culpa, y le dice: "Hermano, lo que creés no
es verdad".
La fuerza del perdón se basa en su honestidad, al ver las ilusiones como ilusiones y no como la verdad.
Hay
una forma sencilla de encontrar la puerta que conduce al verdadero
perdón: cuando estés tentado de acusar a alguien de algún pecado, no
permitas que tu mente se detenga a pensar en lo que la persona hizo.
Preguntate: ¿Me acusaría a mí mismo de eso? Así, podés ver las
alternativas entre las cuales elegir. Sólo las mentiras condenan. Lo
único que existe es la inocencia. El perdón es un puente entre el los
sueños de maldad, de ataque; para llevarlos a la verdad.
El perdón hay que practicarlo; no puede entenderse ni percibirse su significado. Hoy vamos a practicar el verdadero perdón.
Sesiones
largas: En 2 ocasiones, por 15 minutos pasémoslo con el Guía que
entiende el significado del perdón, y fue enviado a enseñárnoslo.
Pedile: "Permítaseme poder percibir el perdón tal como es." Luego, elegí
un hermano tal como Él te indique, y "catalogá" sus pecados a medida
que los recuerdes. No te concentres en ninguno en particular. Y
preguntate en cada caso: ¿Me condenaría a mí mismo por haber hecho eso?
Liberalo de los pensamientos de pecado, y vos mismo estarás listo para
la libertad. Empezarás a notar la sensación de ser elevado; alivio en tu
pecho, y sentimiento de desahogo. El resto del tiempo, experimentá que
te escapás de todas las pesadas cadenas con las que quisiste encadenar a
tu hermano, pero en realidad te encadenaban a vos.
Sesiones cortas:
Practicá el perdón a lo largo del día, cuando te ataques a vos mismo;
permití que tu mente vaya más allá de la ilusión, y repetite:
"Permítaseme poder percibir el perdón tal como es. ¿Me acusaría a mí
mismo de eso? No me voy a encadenar a mí mismo de esa manera."
Recordá antes de hacer cualquier cosa: "Nadie es crucificado solo, mas, por otra parte, nadie puede entrar al Cielo solo."
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