jueves, 8 de marzo de 2012

TRANSFORMAR NUESTRO CAOS

Esta semana tenemos la festividad de Purim, cuando podemos despertar el entendimiento de que la energía de la Luz está siempre presente en nuestra vida, tanto en nuestros momentos más oscuros como en nuestros períodos más brillantes. Tan seguro como que el sol sale cada mañana, la Luz del Creador está totalmente ahí para nosotros y lo estará por toda la eternidad. Si olvidamos esto, caemos en un estado de duda, y cuando tenemos estas dudas, nunca podemos recibir los milagros o la dicha que buscamos en nuestra vida.

Si alguna vez has hablado con personas que han superado una adicción, te dirán que el primer paso en su proceso fue admitir que eran adictos. En otras palabras, si ellos hubiesen dudado que tenían un problema, habría habido muy poco que hacer para remediarlo.

De la misma manera, si alguna vez has lidiado con algún tipo de carencia en tu vida, puede que sepas que es imposible cambiarlo a no ser que identifiques la raíz. Cuando estamos en un estado de negación o confusión respecto a un problema, no podemos aplicar una solución. Pero si estamos seguros de aquello que necesita ser cambiado, entonces podemos solventar el problema.

De forma similar, si queremos tener la capacidad de aprovechar la Luz infinita y la energía disponible en el universo, primero necesitamos estar seguros de su existencia. Nuestra certeza en la benevolencia infinita de la Fuerza de Luz es lo que activa su poder en nuestra vida.

Sin la certeza, el poder de la Luz permanece en estado potencial. No obstante, cuanto más fuerte es nuestra certeza, más fuerte es nuestra conexión. Esta semana, la energía de certeza total está disponible para todos nosotros.

No hablo de la certeza que tenemos cuando las cosas son maravillosas y armoniosas en nuestra vida. Hablo de la certeza que debemos tener cuando todo parece ir mal, cuando las personas que consideramos como más cercanas nos engañan (o sentimos que nos han engañado), o cuando la gente nos ha lastimado. Este es el momento en que tenemos que decirnos a nosotros mismos: “Estoy con la Luz”.

Porque, en realidad, ya sea que estemos enfermos o saludables, tengamos dinero o no, estemos en una relación decente o no, siempre tenemos que recordar que somos jugadores en el juego de la vida. Y si no estamos dispuestos a caminar sobre el fuego, entonces no estamos interesados en participar en el juego.

Cada vida tiene caos. No existe tal cosa como una vida sin caos. La pregunta es cómo manejamos el caos, qué hacemos con él, cómo hacemos que trabaje en nuestro beneficio para que seamos mejores seres humanos a partir de éste.

Cada desafío está ahí para nosotros por una sola razón: para ayudarnos a obtener energía para subir la escalera del crecimiento espiritual. Los problemas que enfrentamos son una forma sencilla de ayudarnos a alcanzar un nivel de iluminación más elevado. El Creador nunca nos probará más allá de nuestra capacidad de sopesar y cambiar; podemos estar seguros de eso.
Karen Berg

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