Me gustaría lanzar a los cuatro puntos cardinales mi deseo
de que cada ser co-cree, desde su imaginación y desde su voluntad/intención, lo
que considere más conveniente para los próximos 365 días. Recordemos que
estamos aprendiendo a ser dioses creadores. Tienen fecha de caducidad los
tiempos en que mirábamos al cielo preguntándole a un “no sé qué” que se suponía
que estaba planeando muy por encima de nuestros cogotes, cuál iba a ser nuestro
destino para una fecha determinada.
No hay nada que se sitúe por encima, sino que las respuestas más luminosas, el calorcito del hogar, el refugio anti estrés, anti depres, anti insomnio y anti ansiedad, tiene sus coordenadas en el centro de gravedad de nuestro complejo energético humano, en núcleo de nuestra “cebolla”, aunque, de forma metafórica, tendamos a situarlo en algún lugar entre las nubes.
Y desde allí, desde el centro de operaciones, se proyectan hacia la periferia del ser (o parte más exterior de la cebolla) unos materiales que nos permitirán configurar nuestra realidad 3D, es decir una “plastelina” que nos servirá para moldear nuestras circunstancias. Conocer la composición de estos materiales energéticos nos ayudará a remar con el viento a favor, nos agilizará la travesía.
Veamos cuáles son esos ingredientes:
- La esencia venusiana, ya que 2014 suma 7, cifra que corresponde a Venus. Belleza, armonía, paz, búsqueda de la unidad, del consenso, dulzura, amor, diplomacia, sensibilidad, tacto, ternura serán elementos que cobrarán cierto protagonismo a lo largo del nuevo año. Cuanto más los utilicemos en nuestros guisos cotidianos, más fluirán. Es decir, que si creamos en nosotros unos vacíos de todos estos contenidos, porque los proyectamos sobre los demás, el universo nos irá reponiendo esta energía y cada vez seremos más ricos en esencias venusiana. De ello se deduce que cuanta más belleza repartamos, más bellos seremos, cuanto más amor, más amados etc. Parece interesante el reto.
- El “bebé” que nace este 1 de enero 2014 viene con mucha marcha, con una carga de energía muy poderosa, con una paleta de colores muy variados, chillones incluso. De la maestría de cada artista dependerá que el cuadro resultante desprenda armonía o cacofonía, lo que podemos asegurar es que difícilmente habrán medias tintas. De hecho, hace ya bastante tiempo que todo se está polarizando y que nos toca elegir el bando en el que queremos instalarnos: el de la inopia/inconsciencia/dualidad o en las filas de la cofradía del despertar, de la consciencia, del “tomo las riendas de mi realidad”.
Cada uno es libre de decantarse por un bando u otro, no ha lugar a críticas, pero lo cierto es que en vistas de los aspectos que se cuecen en el tema astral del 1 de enero, más vale estar en el segundo. Porque para el primero, la travesía puede resultar un poco movidita, por decirlo eufemísticamente.
En efecto, recordemos una frase –que ya hemos comentado en alguna ocasión- de la famosa astróloga Liz Greene: “Cuando Urano llama a la puerta, si no la abres, la derriba”.
Y a nivel genérico, este planeta llama a la renovación, a romper moldes, a cultivar el amor sin límites. En cuanto a Plutón, su fuerza intrínseca saca del pozo del inconsciente todos los contenidos, se dedica a barrer los trasfondos, los abismos más profundos, regenera y limpia, pero también saca a la superficie los tesoros que yacían escondidos, a la espera que les demos carta de naturaleza.
La llamada uraniana resulta contundente, ya que forma nada menos que cuatro cuadraturas con Sol, Luna, Mercurio y Plutón. Ya lo hemos comprobado en infinidad de ocasiones, cuando Urano y Plutón se juntan para rugir, la lían parda. La mejor manera de encarar de forma positiva estas potentes movidas energéticas consiste en conocerlas para poder surfear sus olas en vez de dejarnos engullir por ellas. Veamos cómo hacerlo:
Urano, situado a 8º40 de Aries, está activando las energías de los ángeles Jeliel 2 y Haziel 9. Canalizando adecuadamente los contenidos de sus programas lumínicos, lograremos que no se manifiesten por su polo contrario causando derribos y seísmos en nuestra realidad.
Jeliel 2 habla (en resumen) de:
- Ser para los demás un faro de luz
- Cultivar la armonía Yin-Yang (emisividad y receptividad)
- Ser una fuente de alegría, entusiasmo y felicidad
- Conectar con el Cristo interior
- Desapegarse de lo material
Haziel 9 habla de:
- Perdonar, reconciliarse
- Liberarse del rencor
- Cultivar la sinceridad
- Saber amar sin condiciones
- Hallar la trascendencia a través del arte, la música, el canto, los juegos
Conviene tener en cuenta que Urano está en Aries, un signo muy conectado con la infancia, así que extrapolando podríamos decir que toca ser un faro de luz e iluminar a nuestros congéneres pero desde la energía de los niños, desde la inocencia, la frescura, la espontaneidad, el no condicionamiento, la risa. Toca asimismo reconciliarse con ese niño interior que casi siempre guarda en sus alforjas alguna queja o frustración sin resolver. Toca amarlo sin condiciones etc..
Plutón, situado a 11º38 de Capricornio, está activando las energías de Nemamiah 57 y Manakel 66. Sol y Mercurio trabajan también con Nemamiah en este 1.1.2014. Veamos qué programas promueven estos ángeles:
Nemamiah 57
- Liberar prisioneros (tendencias e impulsos aprisionados)
- Liberar información que viene del núcleo
- Liberarse de las dependencias
- Traer el cielo a la tierra, crear un paraíso terrenal
- Ser un defensor de la paz
Manakel 66:
- Liberar el potencial creador
- Liberarse de la culpabilidad y de las adicciones
- Transmutar las tinieblas en luz
- Despertar la intuición
- Sanar
- Superar los apegos materiales
Plutón está en Capricornio, el signo que rige lo instituido, lo cristalizado, lo arraigado. Así que a esa parte de nuestro ser que tiene mucho de inamovible, de carca, de rutina, de temor hacia lo nuevo, le toca liberarse, dejar de estar atada a todos esos atavismos decimonónicos, apostólicos y románicos. Le toca empaparse de contenidos sublimes (los del cielo, de la parte más elevada del ser) y traerlos a la tierra, a la realidad 3D. Le toca superar la adicción a las ilusiones/mayas de esta densa dimensión y dejar de sentirse culpable por tener al pobre Lázaro (el Yo espiritual) pasando hambre y penurias. Y la mejor forma de hacerlo es invitarle al banquete.
Resumiendo, podríamos decir que las claves para evitar que las esencias de Urano y Plutón se nos atraganten, consisten en despertar la energía crística, la del amor sin fronteras. Y en saber desidentificarnos de las circunstancias 3D y de sus actores y estar dispuestos a compartir nuestra luz. Partiendo de esta base, lo demás será coser y cantar, y cuanto más cantemos, mejor, más se alegrarán nuestras celulitas.
Mucho se está hablando en los foros astrológicos de la gran cruz cósmica entre los ejes de Cáncer-Capricornio y Libra-Aries como si del lobo feroz se tratara, pero la cruz puede tener significados muy diferentes según cómo la enfoquemos. Un texto de Kabaleb nos ayudará a entender el simbolismo de la cruz:
“La cruz simboliza las cuatro fases evolutivas encerradas en el nombre divino (Jehová : Yod-He-Vav-He) que el ser humano debe atravesar para integrarse al reino de Cristo. En la primera, la simiente divina es plantada en nuestro interior, como un designio inconsciente. En una segunda fase, las sombras se adueñan de los resortes humanos. En una tercera fase la potencialidad humana se exterioriza, la obra humana aparece y Cristo es llamado al mundo. En la cuarta fase se restablece el contacto con la espiritualidad, cuya energía se superpone a la aportada por los señores de las sombras.
En las prácticas mágicas, cuando la cruz es enarbolada, los habitantes del mundo de las sombras tienen que retirarse ya que la cruz es el emblema del hombre que ha vivido plenamente las cuatro etapas de los trabajos que le ha sugerido su divinidad y por tanto tiene mando sobre aquellos que no las han vivido. Los señores de las sombras no han vivido esas etapas. No habiendo alcanzado su plenitud, son seres inacabados con relación a sus posibilidades evolutivas y el hombre-cruz, el que si ha realizado todas las experiencias a las que estaba llamado, tiene mando sobre ellos, puede someterlos a su obediencia porque en la esfera en que se mueve, aun siendo inferior a ellos, ha alcanzado una perfección que ellos no han logrado.
La cruz significa que hemos vivido plenamente la etapa Yod-Fuego, o sea que hemos participado en las tareas creadoras del universo; que hemos vivido la etapa Agua, o sea que hemos sido elementos fecundadores y fecundados en cuyo seno ha arraigado la vida divina; que hemos vivido la etapa Aire, buscando con afán la lógica, la razón de todas las cosas, el entendimiento, que hemos descubierto las leyes que rigen el universo y hemos adaptado nuestra conducta a ellas y finalmente que hemos vivido plenamente la etapa Tierra, o sea que hemos establecido en la realidad material todo lo aprendido, que nuestra voluntad ha llegado a tocar tierra para dar forma a las cosas, que han penetrado en ella nuestra voluntad, nuestras emociones y nuestra razón.
Cuando todo este trabajo ha sido realizado, ya no nos queda más que cargar con esa cruz y clavar en ella nuestra alma para que el contenido de nuestras experiencias, de nuestro saber, se derrame sobre la tierra, sobre nuestra realidad, en beneficio de nuestros congéneres, acelerando su ritmo evolutivo. El hombre que lleva su cruz es el que lleva a cuestas su pasado, integrándolo a cada uno de los pasos que da en su presente y sin que este pasado dificulte su marcha. Asumir sus responsabilidades, integrar el mundo antiguo al nuevo, ese es el trabajo. La cruz es el símbolo de los 4 elementos perfectamente conciliados ».
Las cruces cósmicas dentro una carta astral siempre implican los cuatro elementos, por lo tanto el reto, para canalizar positivamente su energía, consiste en integrar y conciliar dichos elementos, tal y como lo explica Kabaleb.
Sea cual sea el camino de esa encrucijada cósmica, elegido por quienes lean estas líneas, vaya por delante mi deseo de que el paisaje resulte risueño, llano y ameno. Y si nos ponemos en plan cuántico, hasta podemos elegir los cuatro caminos a la vez…
¡ Feliz 2014 !
No hay nada que se sitúe por encima, sino que las respuestas más luminosas, el calorcito del hogar, el refugio anti estrés, anti depres, anti insomnio y anti ansiedad, tiene sus coordenadas en el centro de gravedad de nuestro complejo energético humano, en núcleo de nuestra “cebolla”, aunque, de forma metafórica, tendamos a situarlo en algún lugar entre las nubes.
Y desde allí, desde el centro de operaciones, se proyectan hacia la periferia del ser (o parte más exterior de la cebolla) unos materiales que nos permitirán configurar nuestra realidad 3D, es decir una “plastelina” que nos servirá para moldear nuestras circunstancias. Conocer la composición de estos materiales energéticos nos ayudará a remar con el viento a favor, nos agilizará la travesía.
Veamos cuáles son esos ingredientes:
- La esencia venusiana, ya que 2014 suma 7, cifra que corresponde a Venus. Belleza, armonía, paz, búsqueda de la unidad, del consenso, dulzura, amor, diplomacia, sensibilidad, tacto, ternura serán elementos que cobrarán cierto protagonismo a lo largo del nuevo año. Cuanto más los utilicemos en nuestros guisos cotidianos, más fluirán. Es decir, que si creamos en nosotros unos vacíos de todos estos contenidos, porque los proyectamos sobre los demás, el universo nos irá reponiendo esta energía y cada vez seremos más ricos en esencias venusiana. De ello se deduce que cuanta más belleza repartamos, más bellos seremos, cuanto más amor, más amados etc. Parece interesante el reto.
- El “bebé” que nace este 1 de enero 2014 viene con mucha marcha, con una carga de energía muy poderosa, con una paleta de colores muy variados, chillones incluso. De la maestría de cada artista dependerá que el cuadro resultante desprenda armonía o cacofonía, lo que podemos asegurar es que difícilmente habrán medias tintas. De hecho, hace ya bastante tiempo que todo se está polarizando y que nos toca elegir el bando en el que queremos instalarnos: el de la inopia/inconsciencia/dualidad o en las filas de la cofradía del despertar, de la consciencia, del “tomo las riendas de mi realidad”.
Cada uno es libre de decantarse por un bando u otro, no ha lugar a críticas, pero lo cierto es que en vistas de los aspectos que se cuecen en el tema astral del 1 de enero, más vale estar en el segundo. Porque para el primero, la travesía puede resultar un poco movidita, por decirlo eufemísticamente.
En efecto, recordemos una frase –que ya hemos comentado en alguna ocasión- de la famosa astróloga Liz Greene: “Cuando Urano llama a la puerta, si no la abres, la derriba”.
Y a nivel genérico, este planeta llama a la renovación, a romper moldes, a cultivar el amor sin límites. En cuanto a Plutón, su fuerza intrínseca saca del pozo del inconsciente todos los contenidos, se dedica a barrer los trasfondos, los abismos más profundos, regenera y limpia, pero también saca a la superficie los tesoros que yacían escondidos, a la espera que les demos carta de naturaleza.
La llamada uraniana resulta contundente, ya que forma nada menos que cuatro cuadraturas con Sol, Luna, Mercurio y Plutón. Ya lo hemos comprobado en infinidad de ocasiones, cuando Urano y Plutón se juntan para rugir, la lían parda. La mejor manera de encarar de forma positiva estas potentes movidas energéticas consiste en conocerlas para poder surfear sus olas en vez de dejarnos engullir por ellas. Veamos cómo hacerlo:
Urano, situado a 8º40 de Aries, está activando las energías de los ángeles Jeliel 2 y Haziel 9. Canalizando adecuadamente los contenidos de sus programas lumínicos, lograremos que no se manifiesten por su polo contrario causando derribos y seísmos en nuestra realidad.
Jeliel 2 habla (en resumen) de:
- Ser para los demás un faro de luz
- Cultivar la armonía Yin-Yang (emisividad y receptividad)
- Ser una fuente de alegría, entusiasmo y felicidad
- Conectar con el Cristo interior
- Desapegarse de lo material
Haziel 9 habla de:
- Perdonar, reconciliarse
- Liberarse del rencor
- Cultivar la sinceridad
- Saber amar sin condiciones
- Hallar la trascendencia a través del arte, la música, el canto, los juegos
Conviene tener en cuenta que Urano está en Aries, un signo muy conectado con la infancia, así que extrapolando podríamos decir que toca ser un faro de luz e iluminar a nuestros congéneres pero desde la energía de los niños, desde la inocencia, la frescura, la espontaneidad, el no condicionamiento, la risa. Toca asimismo reconciliarse con ese niño interior que casi siempre guarda en sus alforjas alguna queja o frustración sin resolver. Toca amarlo sin condiciones etc..
Plutón, situado a 11º38 de Capricornio, está activando las energías de Nemamiah 57 y Manakel 66. Sol y Mercurio trabajan también con Nemamiah en este 1.1.2014. Veamos qué programas promueven estos ángeles:
Nemamiah 57
- Liberar prisioneros (tendencias e impulsos aprisionados)
- Liberar información que viene del núcleo
- Liberarse de las dependencias
- Traer el cielo a la tierra, crear un paraíso terrenal
- Ser un defensor de la paz
Manakel 66:
- Liberar el potencial creador
- Liberarse de la culpabilidad y de las adicciones
- Transmutar las tinieblas en luz
- Despertar la intuición
- Sanar
- Superar los apegos materiales
Plutón está en Capricornio, el signo que rige lo instituido, lo cristalizado, lo arraigado. Así que a esa parte de nuestro ser que tiene mucho de inamovible, de carca, de rutina, de temor hacia lo nuevo, le toca liberarse, dejar de estar atada a todos esos atavismos decimonónicos, apostólicos y románicos. Le toca empaparse de contenidos sublimes (los del cielo, de la parte más elevada del ser) y traerlos a la tierra, a la realidad 3D. Le toca superar la adicción a las ilusiones/mayas de esta densa dimensión y dejar de sentirse culpable por tener al pobre Lázaro (el Yo espiritual) pasando hambre y penurias. Y la mejor forma de hacerlo es invitarle al banquete.
Resumiendo, podríamos decir que las claves para evitar que las esencias de Urano y Plutón se nos atraganten, consisten en despertar la energía crística, la del amor sin fronteras. Y en saber desidentificarnos de las circunstancias 3D y de sus actores y estar dispuestos a compartir nuestra luz. Partiendo de esta base, lo demás será coser y cantar, y cuanto más cantemos, mejor, más se alegrarán nuestras celulitas.
Mucho se está hablando en los foros astrológicos de la gran cruz cósmica entre los ejes de Cáncer-Capricornio y Libra-Aries como si del lobo feroz se tratara, pero la cruz puede tener significados muy diferentes según cómo la enfoquemos. Un texto de Kabaleb nos ayudará a entender el simbolismo de la cruz:
“La cruz simboliza las cuatro fases evolutivas encerradas en el nombre divino (Jehová : Yod-He-Vav-He) que el ser humano debe atravesar para integrarse al reino de Cristo. En la primera, la simiente divina es plantada en nuestro interior, como un designio inconsciente. En una segunda fase, las sombras se adueñan de los resortes humanos. En una tercera fase la potencialidad humana se exterioriza, la obra humana aparece y Cristo es llamado al mundo. En la cuarta fase se restablece el contacto con la espiritualidad, cuya energía se superpone a la aportada por los señores de las sombras.
En las prácticas mágicas, cuando la cruz es enarbolada, los habitantes del mundo de las sombras tienen que retirarse ya que la cruz es el emblema del hombre que ha vivido plenamente las cuatro etapas de los trabajos que le ha sugerido su divinidad y por tanto tiene mando sobre aquellos que no las han vivido. Los señores de las sombras no han vivido esas etapas. No habiendo alcanzado su plenitud, son seres inacabados con relación a sus posibilidades evolutivas y el hombre-cruz, el que si ha realizado todas las experiencias a las que estaba llamado, tiene mando sobre ellos, puede someterlos a su obediencia porque en la esfera en que se mueve, aun siendo inferior a ellos, ha alcanzado una perfección que ellos no han logrado.
La cruz significa que hemos vivido plenamente la etapa Yod-Fuego, o sea que hemos participado en las tareas creadoras del universo; que hemos vivido la etapa Agua, o sea que hemos sido elementos fecundadores y fecundados en cuyo seno ha arraigado la vida divina; que hemos vivido la etapa Aire, buscando con afán la lógica, la razón de todas las cosas, el entendimiento, que hemos descubierto las leyes que rigen el universo y hemos adaptado nuestra conducta a ellas y finalmente que hemos vivido plenamente la etapa Tierra, o sea que hemos establecido en la realidad material todo lo aprendido, que nuestra voluntad ha llegado a tocar tierra para dar forma a las cosas, que han penetrado en ella nuestra voluntad, nuestras emociones y nuestra razón.
Cuando todo este trabajo ha sido realizado, ya no nos queda más que cargar con esa cruz y clavar en ella nuestra alma para que el contenido de nuestras experiencias, de nuestro saber, se derrame sobre la tierra, sobre nuestra realidad, en beneficio de nuestros congéneres, acelerando su ritmo evolutivo. El hombre que lleva su cruz es el que lleva a cuestas su pasado, integrándolo a cada uno de los pasos que da en su presente y sin que este pasado dificulte su marcha. Asumir sus responsabilidades, integrar el mundo antiguo al nuevo, ese es el trabajo. La cruz es el símbolo de los 4 elementos perfectamente conciliados ».
Las cruces cósmicas dentro una carta astral siempre implican los cuatro elementos, por lo tanto el reto, para canalizar positivamente su energía, consiste en integrar y conciliar dichos elementos, tal y como lo explica Kabaleb.
Sea cual sea el camino de esa encrucijada cósmica, elegido por quienes lean estas líneas, vaya por delante mi deseo de que el paisaje resulte risueño, llano y ameno. Y si nos ponemos en plan cuántico, hasta podemos elegir los cuatro caminos a la vez…
¡ Feliz 2014 !
Soleika Llop
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