Tiene sus orígenes en la antigua creencia germana de que un árbol gigantesco sostenía el mundo y que en sus ramas estaban sostenidas las estrellas, la luna y el sol, también era y es símbolo de la vida Lo que explica la costumbre de colocar luces en los árboles.
Para los hombres en diversas culturas los árboles han tenido y tienen un significado muy especial, un significado antropológico, místico y poético.
El árbol en sí tiene variados significados religiosos ya que se utilizado como un símbolo de unión entre el cielo y la tierra, entre Dios y el hombre:
Es muy común que los árboles se le relacionen con la fertilidad y la fecundidad, la sabiduría, el crecimiento y la longevidad.
Crece con sus raíces en la tierra y se va elevándose hacia el cielo;
Como una plegaria, por ello en muchas religiones, sobre todo en las orientales, el árbol es un signo de reencuentro con lo sagrado, del reencuentro del hombre con la divinidad y de la divinidad con el hombre de lo cual el hombre en si da gratitud por los beneficios que le aporta en la vida.
A su vez en distintos continentes como las tribus nórdicas europeas, americanas, druidas, los que disponían de árboles que consideraban sagrados alrededor de los cuales se reunían para la realización de rituales que permitían y permiten entrar en comunicación y comunión con Dios y las energías cósmicas de la verdad suprema.
A su vez cortaban algunas ramas y que se decoraban con pan, frutas y adornos con muchos brillos para alegrar la vida de los habitantes de las casas, mientras se esperaba el paso del invierno.
Se cuenta que un misionero inglés en Alemania, en el siglo VII, comprendiendo que era imposible arrancar de raíz esta tradición pagana, la adoptó dándole un sentido cristiano, haciendo que el árbol adornado fuera también un símbolo del nacimiento de Cristo.
Algunos otros hablan que Martín Lutero fue quien introdujo esta costumbre al adornar con manzanas un árbol para tratar de explicar los dones que los hombres recibieron con el nacimiento de Jesucristo.
Dios se ha valido de la forma en que los hombres ven a los árboles para dar a conocer su plan de salvación particularmente cuando se trata del misterio de la encarnación del hijo de Dios para salvar al hombre.
En primer lugar se asocia al árbol de Navidad con el árbol de la vida, que lucía en medio en medio del Jardín del Edén y después de la caída desaparece; la fruta y las decoraciones nos recuerdan las gracias y dones que el hombre tenía cuando vivía en el Paraíso en completa amistad Dios.
Por el nacimiento de Cristo
Los hombres renacen y tienen acceso a la plenitud de la vida.
El Cristo es la Única Realidad, es la Vida Cósmica que tiene como campo de evolución al Sol y al Sistema Solar e inunda con su magnífica Vida y Poder todo el Sistema.
El árbol de Navidad representa el haber recobrado dichos dones gracias al sacrificio de Jesús - cristo.
También en la tradición del árbol de navidad, generalmente de pino, la cual tiene la regencia de Saturno, siendo desde el 21 de diciembre el mes zodiacal de Capricornio, que es la mansión de Saturno.
El árbol del pino trae al hogar la vibración de Saturno que tiende al ser humano a buscar su naturaleza espiritual y su naturaleza divina.
En cada Navidad simbólicamente plantamos uno nuevo, porque así es la conciencia siempre en búsqueda de saber algo diferente.
En la Biblia, el árbol aparece como un símbolo de la Vida, árbol que Dios coloca en medio del Paraíso como fuente de la inmortalidad (Gen 2, 9, 3,22).
Pero el árbol puede también simbolizar la falsa sabiduría, la soberbia y la muerte cuando el hombre se aparta de Dios (Gen 2, 16-ss) seducido por la apariencia engañosa de este árbol y comiendo su fruto (gen 3, 2-6).
Por eso el árbol de Navidad representa esa naturaleza restaurada y engalanada para recibir a su redentor; el árbol perennemente verde quiere saludar en nombre de la naturaleza renovada a su Señor:
"Alégrense los cielos y la tierra, salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo" (salmo 5).
El árbol de Navidad también representa ese árbol que nace y que con el tiempo madurará en un gran árbol del cual saldrá la cruz que tal como nos recuerda la liturgia del Viernes Santo:
"Cruz amable y redentora, árbol noble y espléndido, ningún árbol fue tan rico ni en frutos ni en flor". Podemos decir que de alguna manera el árbol de Navidad nos recuerda la redención.
Las luces u guirnaldas representan la luz de Cristo y de todos los caminos del universo divino entrelazado que existe en el cielo y en la tierra y que debemos en algún instante iniciarnos al despertar en nuestras vidas de nuestro árbol de la vida (la cabala), a través de los arcanos mayores y menores de el tarot en el conocimiento de si mismo y de el universo visible e invisible...
La estrella que en algunas ocasiones se coloca en la punta representa a la estrella de Belén que anuncia la redención a la humanidad y al hombre mismo, microcósmica y macro cósmicamente para el reencuentro la practica y entrega al padre, como una estrella que brilla, ese es nuestro camino y trabajo personal, en el pulir nuestras impurezas es el conocerse así mismo, es la luz de la esperanza de el reencuentro de el hombre con su dios mismo el uno solo con el padre...
Los primeros documentos que nos hablan de la costumbre de colocar en Navidad árboles de abeto o de pino en las casas son del s. XVII y menciona a la región de Alsacia, tierra que se encuentra como Alemania y Francia.
En los países nórdicos, en el siglo XVI, se empiezan a reunir las familias en torno a un árbol de Navidad.
El día 24 los niños eran llevados a pasear o de día de campo, mientras los adultos colocaban y decoraban con dulces y juguetes el árbol; a su regreso los niños eran sorprendidos con el árbol y así daba inicio la celebración de la fiesta de Navidad.
Esta costumbre cobra fuerza y se extiende como moda cuando la Reina Victoria de Inglaterra para celebrar la Navidad hace colocar un árbol en el palacio decorándolo con velitas que hacen relucir una serie de bellos y finos adornos.
Pero Cristo vino no únicamente a los hombres, vino como cabeza de una nueva realidad humana de la creación de las fuerzas de la divinidad, renovando y trasmutando todo lo que estaba fuera de si para así dejar caminos claros y definidos que cada uno va eligiendo y tomando para alguna vez llegar al padre de la luz, el sacrificio y el esfuerzo consciente lo permitirá que es el reencuentro con la verdadera luz inefable.
La presencia de Jesús Cristo responde al anhelo de la creación para ser liberada de la esclavitud y de la destrucción; mientras tanto se queja y sufre, tal como una mujer en sus dolores de parto tal como nos lo describe San Pablo en la epístola a los Romanos.
Jesús –Cristo es la Luz, símbolo del Padre, es la Luz interna que dirige nuestras vidas, la Luz del Espíritu, la conciencia; el Amor es la Fuerza de Jesús - Cristo inmanente en nuestro corazón y la Vida la manifestamos a través de la progenie para que Egos expectantes puedan renacer.
Es el triple aspecto de la Divinidad que también se manifiesta como Luz, Sonido y Fuego.
Primer Aspecto:
La Luz representada en los faroles, velas y lucecitas que titilan por toda parte, de la Divinidad, el Padre.
Segundo Aspecto:el Hijo, el sonido de las campanas, los villancicos y las canciones de la Navidad.
“Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros” Jn.1.14.
El Tercer aspecto:El Santo Aliento
El Espíritu Santo.
El incienso que se quema en esta época, el fuego que se enciende y la pólvora que se quema.
Son tradiciones entregadas por los Místicos y espiritualistas de todos los tiempos como símbolos, para que penetrara en la mente divina de la humanidad objetivamente a través de lo consiente y subconsciente y no se perdiera ese conocimiento.
Palabra de Dios:
"Y sucedió que mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada."(Lc 2,6-7).
El Niño Jesús-Cristo nace en un pesebre, rodeado por la mula y el buey.
Alegrémonos, porque hoy ha nacido el Salvador.
Nadie puede estar triste, porque hoy es el nacimiento de la vida que destruye el fruto de la muerte y nos llena con la alegría de la promesa eterna.
El pesebre indica ese lugar humilde, sencillo, natural en donde Jesús -Cristo Cósmico se naturaliza para hacer posible el proceso de la generación universal.
La mula y el buey son las pasiones, el instinto, la lujuria que atraen fuertemente hoy en día al ser humano, rodeando al Niño-Cristo, es decir a la Vida Divina que se sumerge en nuestra propia naturaleza para hacer posible los sagrados procesos de la generación universal y de la regeneración y espiritualización del ser humano.
Con el niño Jesús-Cristo tienen que huir rápidamente hacia Egipto, porque si no podría ser asesinado.
Ello se refiere al ser humano que en su evolución terrestre “está en Egipto”, que es una palabra que representa las pasiones, los vicios, en los que el ser humano se ha debatido y aun se sigue debatiéndose.
No se refiere a Egipto como un País en donde hay unos monumentos prodigiosos dejados por las culturas de la antigüedad.
Es el Jesús-El Cristo interno el que debemos desarrollar, es el Cristo interno el que debemos conquistar y todo ello se logra a través de la veracidad, la perseverancia y la constancia a través de la pureza de pensamiento, palabras y actos, y practicas místicas y devotas a través del servicio desinteresado hacia nuestros semejantes a pesar de las diferencias que se nos presentan, todo debe ser con alturas de mira en la luz inefable en nuestro corazón.
Navidad es una época de iniciarse en el despertar de la conciencia permanente en el servicio desinteresado; por ello en todas las culturas durante estas fechas se dedicaban a llevar regalos, alimentos, ropas, frazadas a los mas necesitados; es el sentimiento crístico que está vibrando en el corazón del todo y cada ser humano que ama a Jesús cristo, todos deberíamos atrevernos y osar para llegar mucho mas lejos, debemos entregar de sí lo más que podamos no lo que podemos o nos sobre:
Ello es Conocimiento, amor y servicio, lo cual debería quedar estigmatizado para servir toda nuestra vida en bien de nuestros semejantes, piense, cuanto y como mejoraría la humanidad, mientras se inicien en este proceso de dar luz vida y amor.
Al Niño Jesús-Cristo vienen a visitarlo tres reyes magos que representan no solamente las tres razas por las cuales hemos pasado (negra, amarilla y blanca a la que pertenecemos todos actualmente aunque tengamos tantas mezclas de sangre).
Un rey mago negro venido del sur, un rey mago amarillo venido del oriente y un rey mago blanco venido del norte, las razas Lemur, Atlante y Aria, las cuales le rinden culto a la sexta raza-raíz que surgirá dentro de algunos siglos, la raza del Cristo, una raza mucho más desarrollada en lo espiritual.
Los tres reyes magos también representan en nosotros los poderes del Padre (rey blanco), del Hijo (rey amarillo) y del Espíritu Santo (rey negro).
El rey negro le trae al Niño-Cristo la mirra que es una sustancia que se utilizaba en la antigüedad para ungir los cuerpos, pero también para momificar los cadáveres y que éstos no se corrompieran.
Mientras tenemos “buena cantidad de mirra” que no ha sido gastada en los desvaríos eróticos, nuestro cuerpo se mantiene preservado (relativamente joven), pero cuando la mirra se ha agotado nuestro cuerpo se corrompe, se desgasta, se pone ajado y fallece.
El rey amarillo le trae incienso, un elemento de adoración que tiene la característica de elevarse en una columna única; es lo que llaman los Rosacruces la sublimación, la elevación de las energías inferiores convirtiéndolas en fuerza moral y espiritual.
El rey blanco trae el oro, símbolo de la conciencia;
Es la luz del Espíritu que dirige nuestra vida para evitar que sigamos cometiendo yerros u errores incalculables, Evitar así que sigamos perdiendo el tiempo lastimosamente sin hacer lo que realmente es importante en la vida: prepararnos, luchar, trabajar, mejorar nuestra propia dignidad interna, educar nuestro carácter interno y externo, educar el sendero de la voluntad.
Pero es mucho más: es estudiar, aprender, practicar, devoción, capacitarnos, educir conciencia, educir sabiduría, inteligencia, comprensión, vida, amor y acción fecunda.
También tenemos que Santa Claus o papá Noel es el Fuego de la Vida, que nos “trae los regalos y los deja alrededor del árbol junto al fuego en representación de el maestro Metraton.
Es el Árbol del Conocimiento, EL ÁRBOL DE LA VIDA, la cabala tradicional, Con cada sendero y esferas reflejando a través de las matemáticas, geometrías y gematría las diversas formas de composición del universo y del hombre entre el cielo y la tierra, que es el sistema nervioso cerebro-espinal, que permite que aprendamos, que recibamos información a través de los sentidos visibles e invisibles lo cual es tarea de quien desea evolucionar en el reencuentro con su yo divino y cristico por donde debe reascender el Fuego de la Vida para llenarnos de luz, conciencia y de de salud.
Es el Árbol del Conocimiento, EL ÁRBOL DE LA VIDA, la cabala tradicional, Con cada sendero y esferas reflejando a través de las matemáticas, geometrías y gematría las diversas formas de composición del universo y del hombre entre el cielo y la tierra, que es el sistema nervioso cerebro-espinal, que permite que aprendamos, que recibamos información a través de los sentidos visibles e invisibles lo cual es tarea de quien desea evolucionar en el reencuentro con su yo divino y cristico por donde debe reascender el Fuego de la Vida para llenarnos de luz, conciencia y de de salud.
Los niños esperan sus regalos con alegría; somos nosotros mismos esperando inconscientemente las dádivas divinas, pues cada diciembre el Cristo Cósmico vendrá al Planeta a entregar Su Vida, Su Energía, Su Poder, para que cada una de las vidas manifestadas en todos los reinos podamos prepararnos para una nueva etapa en el trabajo evolutivo y de ahí quedar esa chispa en la mente de la esperanza divina y creadora.
Se representa al Cristo como un niño recién nacido, porque la energía de Cristo al nacer en nuestro corazón, inicialmente es como un bebé al que hay que cuidar, alimentarlo, y ayudarle en su desarrollo y en su crecimiento Se tiene que cuidar ese sentido espiritual día tras día.
Nadie debe sentirse excluido de participar a tan gran gozo, porque todos participamos de la misma alegría.
Alégrense porque se acerca la palma de la victoria.
Alégrese el que ha cometido diversos pecados porque se le concede el perdón. Anímese el pagano porque se le ofrece la vida.
Esa es la maravilla espiritual de Jesús el Cristo que vive y mora en cada uno de nosotros a conciencia o no, pero es así.
Reflexión:
Los hechos acaecidos en la noche de Belén no pueden ser abarcados con esquemas de una descripción de cronista.
Para llegar a conocer todo hay que calar hondo en el desarrollo de los acontecimientos a la luz de las palabras del profeta Isaías:
"Un niño nos ha nacido, un niño nos ha dado. Lleva al hombro el principado, y es su nombre."
¿Qué clase de principado hay en el hombro de éste niño, que, a la hora de su venida al mundo, ni siquiera tenía un simple techo humano sobre su cabeza, y como primera cuna tuvo un pesebre de animales?
En la noche de Belén nos preguntamos acerca de éste principado.
¡Qué trae consigo al mundo el recién nacido?
Hemos oído que con el ángel que anunció a los pastores el nacimiento del Salvador "apareció una legión del ejército celestial que alaba a Dios diciendo:
Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que Él quiere tanto". Pues bien, en esta anunciación de Belén encontramos respuesta a nuestra pregunta. ¡Qué principado se ha colocado en el hombro de Cristo en esa noche? Un poder único.
El poder que solamente él posee. En efecto, sólo él tiene el poder de penetrar en lo profundo del alma de cada hombre con la paz del gozo divino.
Saludémoslo con agradecimiento y alegría, a esta noche radiante.
¡Venite Adoremus!
Los estudios de filosofía nos enseñan que es muy sano realizar la caridad, y este es un momento propicio y favorable para tener esta actitud e iniciarse en un proceso de generosidad desde el alma a vuestros semejantes, es el principio de el dar mas que penar en que dar.
En estas fechas entramos en un fuerte contacto con la energía del AMOR, del AMOR UNIVERSAL.
Por ello siempre participo y a favor de hacer y realizar donaciones en especie a hospitales de niños, adultos mayores, comedores infantiles o cualquier otro tipo de institución que ustedes puedan elegir y que tenga identidad con el sentido del el amor y servicio desinteresado. Y ojala que esta costumbre se tuviera para todos los días del ano, seria hermoso.
Ejecutar caridad dando a estos lugares paquetes de azúcar, de arroz, de fideos, harina, leche en polvo, ropa que no tiene más uso para uno, juguetes, cuadernos, libros y que mentalmente "pidan" que todos los habitantes del planeta Tierra tengan una Navidad Próspera, llena de Felicidad y de Amor, pues dando se recibe, perdonando se es perdonado.
Muriendo se resucita a la vida eterna.
AMEN. AMENSE. AMEMONOS.
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