"Que mi mente no niegue el Pensamiento de Dios."
El
Pensamiento de Dios te creó y no te abandonó ni un instante, ni
estuviste nunca separado de él: gracias a él vivís, y es tu fuente de
vida. ¿Quién negaría su seguridad, su curación y su paz, si reconociese
dónde se encuentran? Abandonaría todo lo demás como algo sin valor en
comparación. No niegues el Cielo: hoy se te concede sólo con que lo
pidas. No es necesario que percibas cuánto cambiará tu mente ni cuán
grande es este regalo: Sólo pedilo y se te concederá. La convicción
radica en él: hasta que no le des la bienvenida como algo que te
pertenece, seguirás en la incertidumbre. Pero Dios es justo: no tenés
que tener certeza para recibir lo que tu aceptación puede otorgar.
Pedí
con fervor, aunque no tengas la certeza que sea lo único que deseás;
cuando lo tengas, sabrás que tenés el tesoro que siempre anhelaste.
Verlo te demuestra que cambiaste tu ceguera por la visión de Cristo, y
que aceptaste el Pensamiento de Dios como tu herencia. Ahora, el poder
de Cristo mora en tu mente, para que puedas curar tal como fuiste
curado; y ahora te contás entre los salvadores del mundo. Ese es tu
único destino.
Practicá hoy, lleno de esperanza, que está justificada
porque tus dudas no tienen sentido, ya que Dios goza de perfecta
certeza, y Su Pensamiento nunca está ausente. Este Curso elimina toda
duda que hayas interpuesto entre Él y tu certeza de Él. Contamos con
Dios. no con nosotros mismos, para que nos dé certeza. Su Amor se
encuentra tras nuestros temores, y Su Pensamiento aún está en nuestras
mentes, más allá de todo sueño, tal como Su Voluntad dispone.
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