"Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino."
Hay
una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca
serlo. No cambiás de aspecto, pero sonreís más a menudo. Tu frente está
serena, tus ojos están tranquilos. Los que caminan por el mundo con la
misma actitud, te reconocen; los que aún no transitan el camino, te
creen como ellos. El mundo es una ilusión. Pero cuando te das cuenta que
también aquí se encuentra la verdad, sólo tenés que dejar que la verdad
te muestre el camino, para que las ilusiones vayan detrás de ella. La
ilusión aún parece real para vos, para que puedas desenvolverte en el
mundo; pero ha retrocedido, y no es de ilusiones que tus hermanos te
oyen hablar. Perdió su poder sobre vos.
Este camino no tiene precio
(no necesitás sacrificar el mundo para él, porque el mundo es ilusión) y
sólo te aporta ganancias. Caminá seguro, pero con cuidado; esta senda
es nueva para vos. Dejá siempre que la verdad te guíe, y abrí el camino
para que tus hermanos te sigan. Las ilusiones se alejarán; no perdamos
el rumbo, porque este es el camino que conduce a Dios. No busques otros
caminos que parezcan llevar a otra parte. Sólo Dios es nuestro destino
final; Él te tomó de la mano, y confía en que sepas guiar a tus
hermanos. Sólo te pide que pienses en Él por un rato cada día, para
dialogar contigo y hablarte de Su Amor, recordarte Su Confianza en vos.
Siguiendo el Esquema de trabajo que establecimos, trabajemos con este
pensamiento: "Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino,
pues deseo recorrer el camino que me conduce hasta Él."
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