"La salvación es lo único que cura."
Con "cura" no nos
referimos a un remedio que hace que el cuerpo se sienta "mejor"; sino a
curar nuestra mente, lo que pondrá fin al sueño de enfermedad. Los
dulces y felices sueños del Espíritu Santo don distintos de los del
mundo; son muestra de que la verdad asoma a tu mente, conduciéndote a un
despertar.
La Expiación cura absolutamente; donde no hay culpa, no
puede haber enfermedad, que es otra forma de la culpabilidad. No hay
lugar en que Dios no esté: por lo tanto, el pecado no tiene un lugar
donde morar, y ocultarse de Dios. Éste es el pensamiento que cura. La
mente que lleva sus ilusiones ante la verdad, cambia realmente. Hoy
tratamos de cambiar la mentalidad con respecto a la fuente de la
enfermedad, hallando así la fuente de la curación, que está en nuestra
mente. Hoy no nos dejemos engañar por quien nos parece que está enfermo;
iremos más allá de las apariencias. Todas las ilusiones son falsas, y
se pueden sanar precisamente porque no son verdad.
Sesiones largas:
En 2 ocasiones, (al inicio del día y a la noche). Permanezcamos en
perfecta quietud, a la escucha de la Voz de la curación, que restaurará
la cordura del Hijo de Dios. Nos despertamos oyéndolo, y dejamos que nos
hable por 5 minutos, y lo concluimos de igual modo. Sólo tenemos que
dejar de lado nuestros pensamientos, que son interferencia. Sin nada a
que aferrarnos, oremos: "La salvación es lo único que cura. Háblanos,
Padre, para que nos podamos curar" Sentiremos la paz descender sobre
nosotros.
Sesiones cortas: Repetiremos cada hora nuestra plegaria de
curación, dedicando un minuto a oír la respuesta, aguardando en
silencio. Hoy es el día en que la separación llega a su fin.
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