"Cuando me curo, no soy el único que se cura."
Esta
idea es el pensamiento central sobre el que descansa la salvación, ya
que la curación es lo opuesto a las ideas del mundo sobre la enfermedad y
estados de separación. La enfermedad es aislamiento; parece mantener al
ser separado de los demás, para que sufra lo que otros no sienten, y le
otorga al cuerpo poder absoluto; y el mundo acata estas leyes. Su
propósito es demostrar que las ilusiones son verdad. La curación podría
considerarse un antisueño que desplaza al sueño de la enfermedad, en
nombre de la verdad. Es libertad, y es algo que se comparte; es fuerza,
porque supera la debilidad y las mentes que se creían amuralladas en un
cuerpo, quedan liberadas para unirse a otras mentes. A medida que te
dejás curar, te das cuenta de que con vos se curan todos los que te
rodean.
Sesiones largas: En 2 ocasiones, (al inicio del día y a la
noche) dedicaremos 10 minutos a recordar que nuestra función es permitir
que nuestras mentes sean curadas. Repetí: "Cuando me curo, no soy el
único que se cura. Y quiero compartir mi curación con el mundo, a fin de
que la enfermedad pueda ser erradicada de la mente del Hijo de Dios,
Quien es mi único Ser". Luego, permití que la curación se efectúe a
través tuyo hoy mismo, reposá serenamente, y preparate a dar tal como
recibís, a conservar únicamente lo que das, y a recibir la Palabra de
Dios para que reemplace tus anteriores pensamientos absurdos.
Sesiones
cortas: Cuando el reloj de la hora, recordá tu propósito pensando:
"Cuando me curo, no soy el único que se cura. Y quiero bendecir a mis
hermanos, pues me curaré junto con ellos, tal como ellos se curarán
junto conmigo."
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