"Más allá de este mundo, hay un mundo que deseo."
Este
pensamiento es consecuencia del de ayer, para evitar deprimirte. No hay
que renunciar al mundo, sino cambiarlo por algo mucho más satisfactorio,
rebosante de alegría y paz. Reflexioná acerca del mundo que ves,
despiadado, cruel, indiferente. ¿Cómo puede ser una pérdida cambiarlo
por un mundo donde hallarás todo lo que anhelas, y sabrás que no tienen
fin? Allí, Dios mismo le habla a Su Hijo, sin palabras, unidos
eternamente.
Tenés dos opciones: valorar las cosas del mundo, con lo
cual te parecerán reales, o no atribuirles valor, con lo cual
desaparecerán.
Sesiones largas: Practicá a estar dispuesto a hacer
este cambio 10 min. a la mañana, 10 min. a la noche, y 10 min.
entremedias. Comenzá así: "Más allá de este mundo, hay un mundo que
deseo. Elijo ver ese mundo en lugar de éste, pues no hay nada aquí que
realmente desee". Luego, cerrá los ojos al mundo que ves, y comenzá a
ver las luces del cielo que se encienden una a una en esa oscuridad.
Ellas derraman su luz en tus párpados, más allá de este mundo de
tinieblas. La mente puede ver esta luz y entender. Demos gracias por
este día de gracia: lo que temíamos perder, era sólo la pérdida. Ahora
entendemos que es imposible perder.
Sesiones cortas: Recordá tu
decisión a cada hora, dejando de lado otros pensamientos, y centrándote
en : "El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee. Más allá de este
mundo, hay un mundo que deseo"
¿Viste que dicen que hay que
hablarles a las plantas para que crezcan más bonitas? ¿Sabés qué creo
que perciben? Nuestra energía y nuestra intención.
Dice Silvia que
aquello en lo que fijamos nuestra atención, recibe nuestra energía y es
lo que se desarrolla y crece... Por eso, siempre insiste tanto en no
criticar aquello que no nos gusta del otro, sino alabar lo que sí nos
agrada. Por eso, fijar nuestra atención en este mundo, hará que sea eso
lo que llene nuestros días: la miseria, la desocupación, la crisis...
¿Por qué no probamos a fijar nuestra atención en la luz, el amor, la
solidaridad, la unicidad? Porque si me decís que haciéndonos problema
resolvemos algo, o conseguimos algo más (además de una úlcera) bueno,
dale, vamos a hacerlo. Pero creo firmemente en hacer lo necesario, lo
que hay que hacer, con la atención fija en el amor y la luz. Eso es lo
que deseo se desarrolle y crezca en mi vida. ¿Probamos?
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