"Que no me olvide de que soy uno con Dios."
Hoy
volvemos a agradecer que nuestra identidad se encuentre en Dios. No
podemos fracasar en nada, en unión con Dios y el universo seguimos
adelante llenos de regocijo. Dios mismo va con nosotros a todas partes;
es nuestro compañero en nuestro breve recorrido por el mundo. Hoy no
dudaremos de Su Amor por nosotros, ni cuestionaremos Su protección ni Su
cuidado. Ninguna ansiedad puede interponerse en nuestra conciencia de
Su presencia. Hoy lo sentimos en nuestros corazones, Sus Pensamientos en
nuestra mente. Hoy vemos únicamente lo amoroso y lo digno de amar. Lo
vemos en lo que aparenta ser doloroso, y el dolor da paso a la paz. Y
podemos verlo allí porque primero lo vimos en nosotros. A aquellos que
saben que son uno con Dios no se les puede negar ningún milagro. Nos
unimos a esta conciencia al decir que somos uno con Dios. Ahora queremos
dar lo que hemos recibido, para conservarlo por siempre. Hoy deseamos
la experiencia de ser uno con Él, y al negar que estamos separados de
Él, el mundo sana con nosotros.
Sesiones largas: Cuando lo creas más
conveniente, dedicá media hora a pensar que sos uno con Dios. Esta es la
1era vez que intentamos una sesión prolongada. sin reglas ni palabras
especiales para dirigir la meditación. Sólo permanecé en Él esta media
hora, Él hará el resto. El beneficio no será menor por creer que no está
pasando nada; esta media hora es como un espejo con marco de oro, cada
minuto es un diamante incrustado en él, y verás reflejarse la faz de
Cristo, reflejando la tuya. Algún día comprenderás que la luz que vez
reflejada en él, emana de vos. Considerá esta media hora como un regalo a
Dios; Él a cambio te dará amor, dicha profunda y visión santa.
Sesiones cortas: Añadí gemas a tu espejo, repitiendo cada hora para tus adentros:
"Que no me olvide de que soy uno con Dios en unión con todos mis hermanos y con mi Ser, en eterna paz y santidad."
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