Tercer repaso:
Cada día repasaremos dos de las últimas 20
lecciones. Para ello seguiremos un formato especial, que se te exhorta a
seguir tan fielmente como puedas. Tu aprendizaje no se verá afectado si
se te pasa una sesión de práctica, pero sí si no lo haces por no estar
dispuesto a dedicarle el tiempo requerido. Sabé distinguir entre las
situaciones que no son propicias para la práctica y tu falta de buena
voluntad. No estarás dispuesto a cooperar con la salvación si se
interpone con otros objetivos a los que les das más valor. Pero llevar
adelante las prácticas te ofrece todo: aceptá el ofrecimiento y
permanecé en paz.
Formato de las prácticas: dedicá 5 minutos 2
veces al día (o más si lo preferís) a reflexionar sobre los pensamientos
de ese día. Leé las ideas y comentarios, luego pensá en ellos,
relacionándolos con tus aparentes problemas y preocupaciones. Invitá las
ideas a tu mente, y confiá en que la sabiduría de tu mente acudirá en
tu ayuda, usando los pensamientos que le diste para usar. Se te
entregaron con la seguridad que harías buen uso de ellos; ofrecéselos a
tu mente y ella no fallará; pues es el medio del cual se vale el
Espíritu Santo para tu salvación.
Lo ideal serían los 5 primeros
minutos del día, y los 5 últimos antes de dormir. Si no es posible, por
lo menos una sesión de mañana y otra en la última hora antes de dormir.
Durante
el día, dales a las 2 ideas un repaso breve, aunque serio, cada hora.
Usá una de ellas a la hora en punto, y la otra a la media hora. No es
más que un momento con cada una de ellas: repetí la idea, y luego podés
dedicarte a otras cosas. Si algo te sobresalta, pensá en la idea.
Estas
sesiones están pensadas para ayudarte a formar el hábito de aplicar lo
que aprendés en el día a todo lo que hacés; procurá por lo tanto, tener
presentes las ideas en tus actividades diarias, y te ayudarán
infinitamente. Cada repaso diario debe concluir con una afirmación más
del pensamiento que se repite a la hora en punto, así como del que se
repite a la media hora. Recordá lo poco que has aprendido; lo mucho que
podés aprender ahora. Recordá lo mucho que tu Padre te necesita, a
medida que repasás los pensamientos que Él te dio.
Lección 111: Por la mañana y por la noche:
"Los milagros se ven en la luz"
"No
puedo ver en la oscuridad. Permite que la luz de la santidad y de la
verdad ilumine mi mente y me deje ver la inocencia que mora en mí"
"Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una"
Veo
a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio. Mi debilidad es la
oscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su fortaleza para que ocupe
su lugar".
A la hora en punto: "Los milagros se ven en la luz"
Media hora más tarde: "Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una"
No hay comentarios:
Publicar un comentario