"La luz, la dicha y la paz moran en mí"
Creés ser morada del mal, y
que si alguien viese la verdad acerca tuyo, te odiaría. Esta creencia
está arraigada pero no tiene fundamento. Que cometiste errores es obvio;
pero hoy vamos a poner en tela de juicio esta sentencia. Estos
pensamientos no concuerdan con la voluntad de Dios. Todo el mal que
creés haber hecho, nunca ocurrió; tus pecados no son nada, porque seguís
tan puro como fuiste creado. El ser que vos fabricaste no es ni bueno
ni malo; al no ser el Hijo de Dios, es irreal, por tanto, no existe. Tu
impecabilidad está garantizada por Dios, y la luz, la dicha y la paz
moran en vos, porque ahí las puso Dios. La salvación requiere aceptar
este pensamiento: sos tal como Dios te creó.
Sesiones largas: Por 5
minutos al comienzo de cada hora, comenzá repitiendo esta verdad: "La
luz, la dicha y la paz moran en mí. Mi impecabilidad está garantizada
por Dios". Pasá el resto de la sesión tratando de experimentar lo que
Dios te ha dado, en lugar de lo que vos decretaste para vos. Tratá de
experimentar la santidad de tu único Ser, y el Amor del que fue creado.
Aún
cuando no puedas dedicarle 5 minutos, repetí estos pensamientos cada
hora. Luego, dedicale 1 minuto con ojos cerrados para tomar conciencia
de que son la verdad acerca tuyo.
Aplicalo también ante cada situación que parezca perturbarte.
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