"Mi única función es la que Dios me dio."
No tengo otra función salvo la
que Dios me dio. Reconocerlo me libera de todo conflicto; significa que
no puedo tener metas conflictivas. Al tener sólo un propósito, siempre
estoy segura de lo que debo hacer, de lo que debo decir y pensar. Al
reconocerlo, toda duda desaparece.
Variaciones específicas para
aplicar la idea: "Mi percepción de ésto no altera mi función." "Esto no
me confiere una función distinta a la que Dios me dio" "No me valdré de
ésto para justificar una función que Dios no me dio."
2) "Mi función y mi felicidad son una."
Todas
las cosas que proceden de Dios son una; proceden de la Unicidad (que
significa la calidad, estado o hecho de ser uno) y tienen que ser
recibidas como una sola. Desempeñar mi función es mi felicidad, porque
ambas proceden de la misma Fuente.
Variaciones específicas: "Esto no
puede separar mi felicidad de mi función" "La unidad que existe entre mi
felicidad y mi función no se ve afectada por esto" "Nada, incluido
esto, puede justificar la ilusión de que puedo ser feliz si dejo de
cumplir mi función".
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