"La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón."
Empezaremos
el día reconociendo nuestra función, y lo terminaremos pensando en
ella; y estamos más que dispuestos a recordarla a menudo a lo largo del
día, durante 1 minuto o dos. Si es posible, cerrando los ojos, decí:" La
luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón.
Yo soy el instrumento que Dios ha designado para la salvación del
mundo." Luego dejá que ideas afines vengan a tu mente.
Aplicala además, cada vez que puedas. No perdamos ni una oportunidad de recordar nuestra función.
Ciertamente,
con esa función, tenés que ser la luz del mundo. El Hijo de Dios apela a
vos para la redención del mundo. No aceptés ninguna otra función
trivial ni deseos insensatos o te olvidarás de tu real función. Se te
está pidiendo que aceptes la salvación, para que así la puedas dar.
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