"El Amor de Dios es mi sustento".
2 veces al día, durante 10 minutos,
 la primera por la mañana, la otra por la noche, repetí la idea de hoy, 
reflexioná sobre ella, dejá que vengan pensamientos afines. Permití que 
la paz te cubra, y no permitas pensamientos vanos o necios que te 
perturben.
Sesiones cortas: hacelas con frecuencia a lo largo del día.
Hemos
 depositado, a lo largo de los años, nuestra fe en las cosas: ropa, 
casas, trabajo, poder... cosas huecas y sin fundamento a las que dotamos
 de poder. Todas ellas son sustituto del Amor de Dios, y aseguran tu 
identificación con el cuerpo y con el ego. No te sustentarán.
Sólo el
 Amor de Dios te protege en toda circunstancia, te rescata y te eleva 
hasta la paz y seguridad perfecta, adonde nada puede interrumpir tu 
calma eterna. Depositá tu fe en el Amor de Dios por vos. Estarás 
declarando tu liberación de los ídolos materiales, estarás reconociendo 
la verdad que hay en vos.
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