miércoles, 16 de mayo de 2012

Lección 169

"Por la gracia vivo, por la gracia soy liberado."
La gracia es el atributo del Amor de Dios que más se parece al estado de la unidad en la verdad. Es la aspiración más elevada de este mundo, porque conduce más allá de él.
La gracia es la aceptación del amor de Dios en un mundo de aparente odio y miedo.
Se encuentra más allá del aprendizaje, pero es su objetivo: porque la gracia no puede llegar hasta que la mente no se haya preparado a sí misma para aceptar la verdad. Lo cual hacemos porque una mente receptiva puede oír la Llamada a despertar. Se dió cuenta de que hay cosas que no sabe, y que hay un estado diferente de la experiencia con la que se siente a gusto por resultarle familiar.
Dar testimonio de la Palabra de Dios hace que la experiencia de la verdad llegue más pronto. La unidad es la idea de que Dios ES, y en SU SER, abarca todas las cosas. Decimos Dios Es, y guardamos silencio porque en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay mente que pueda pronunciarlas; se ha unido a su Fuente, y al igual que ella, simplemente, Es. El Hijo de Dios ha desaparecido en su Padre; se fundieron, y la eternidad tiene lugar ahí.
Esto está más allá de la experiencia, pero cuando se enseña lo que es el perdón y se aplica, este momento se acerca. En realidad, todo este aprendizaje no es sino emprender una jornada que ya concluyó, porque la unidad no puede sino encontrarse aquí y ahora.
Cuando la revelación de tu unidad tenga lugar, lo sabrás.
Ahora pedimos la gracia, aunque su experiencia en este momento sea temporal, siendo el preludio del Cielo. Sentite agradecido de poder regresar, así como te alegró poder sentirla, y aceptá los dones que la gracia te otorgó. Pedimos que se nos conceda la gracia, y la experiencia que procede de ella. Damos la bienvenida a la liberación que ofrece a todos.
Digamos: "Por la gracia vivo, por la gracia soy liberado."
"Por la gracia doy, por la gracia he de liberar."

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