lunes, 7 de mayo de 2012

Lección 160

"Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí."
El miedo es un extraño en los caminos del amor. Si te identificás con él, te volvés extraño a tus propios ojos, y lo que tu Ser es sigue siendo ajeno para la parte de vos que creés real. Si alguien viniera a pretender ocupar tu hogar , hablando un idioma que desconocés, no le darías cabida. En tu hogar, que Dios te dio, ¿a quién le corresponde estar, a vos o al miedo? Y el amor y el miedo no pueden coexistir. Si vos sos real, el miedo no puede sino ser una ilusión. Estás perdido, sin hogar al que regresar, a menos que un milagro venga y te muestre quién es el extraño en tu morada, donde sigue viviendo tu Ser, que no se ha confundido. Tu Ser está tan seguro de lo que es suyo, como Dios de Su Hijo. La certeza de Dios es suficiente: a aquel a quien reconoce como Su Hijo, le corresponde estar donde Él lo estableció. Oí Su Voz para asegurarte que vos no sos un extraño para Él. Hoy damos gracias de que Cristo haya venido a buscar al mundo a los Suyos; su visión se une a ellos jubilosamente. Ellos lo ven como a un extraño, pues no se reconocen a sí mismos, pero a medida que le den la bienvenida, lo recordarán, y Él los conducirá dulcemente a su hogar, donde les corresponde estar.
Cristo no se olvida de nadie. Mas vos no podrás recordarlo a Él hasta que contemples todo tal como Él lo hace: el que niega a su hermano, lo está negando a Él, y se está negando a aceptar el don de la Visión mediante el cual puede recordar a su Ser, recordar su hogar y alcanzar la salvación.
Siguiendo el Esquema de trabajo que establecimos, decite a vos mismo: "Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí."

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