sábado, 5 de mayo de 2012

Lección 158

"Hoy aprendo a dar tal como recibo."
Se te dió el conocimiento de que sos una mente, de que te encontrás en una Mente y no sos sino mente, por siempre libre de pecado y exento de miedo, por haber sido creado en el Amor. No abandonaste tu Fuente, por lo tanto, seguís siendo como fuiste creado. Este conocimiento ha sido dado por la Creación, y no hay nadie en el mundo que no lo haya recibido. Nada de esto se puede aprender ni enseñar; sólo experimentar y recordar. El momento en que esto suceda ya ha sido fijado, pese a la ilusión de la existencia del tiempo.
El tiempo es un truco, un juego de manos, una ilusión. Tras las apariencias existe un plan, que sólo puede verse desde el final del recorrido, por una cuestión de perspectiva.
Un maestro no puede dar su experiencia, porque no es algo que él aprendió: se le ha revelado. Pero la visión es su regalo; Cristo está dispuesto a otorgarla a todo el que la solicite. La experiencia (que no se puede enseñar, aprender o ver) se encuentra ahí, a tu disposición. Esta visión contempla una luz que se encuentra más allá del cuerpo; una pureza que no se empaña; no ve separación. Esto es lo que se puede enseñar, y para alcanzarlo hay que enseñarlo. Y esto es lo que vamos a dar hoy: no ver a nadie como un cuerpo, saludando a todo el mundo como el Hijo de Dios que es, reconociendo que es uno con vos en santidad. Así es como sus pecados les son perdonados; al ser imperceptibles para el Uno, desaparecen porque la santidad ocupa su lugar. Y sus efectos desaparecen junto con ellos. Así es como aprendés a dar tal como recibís, y así es como la visión de Cristo te contempla a vos también. Esto es fácil de aprender si recordamos que en nuestro hermano nos vemos a nosotros también: son nuestro reflejo.
Cada persona con la que te encuentres hoy, te da una oportunidad para dejar que la visión de Cristo brille en vos.
Siguiendo el Esquema de trabajo que establecimos, decite a vos mismo: "Hoy aprendo a dar tal como recibo", y hoy, todo el día, mirá todo con los ojos de Cristo. Así, será Su Visión la que te contemple a vos hoy.

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