sábado, 28 de abril de 2012

Lección 151

"Todas las cosas son ecos de la voz que habla por Dios."
Nadie puede juzgar basándose en pruebas parciales; y si no tenemos todos los datos, eso es lo que hacemos: dar una opinión basada en la ignorancia y la duda. Además, no ponemos en tela de juicio el mundo que vemos, pese a habernos dado cuenta hace rato que los sentidos engañan. Muchas veces se nos ha exhortado a que nos abstengamos de juzgar, no por negar un derecho ni por un tema ético: no podemos juzgar, porque nos basamos en la ilusión del ego y nuestros sentidos físicos. Empezá a descreer de los juicios y las pruebas que el ego te presenta, para confiar en la Voz que te habla por Dios, que reconoce sólo lo que Dios ama; que sólo puede deleitarse en la Certeza de su Perfecta Impecabilidad instalada en todos sus Hijos. ¿Cómo podrían los pecados o las injusticias ser reales? Ello implicaría un Dios que las acepta y las contempla; por eso son sólo ilusiones del ego. Dios te concede una visión que va más allá de esas ilusiones, y te permite contemplar a Cristo en todas ellas. Y verás el amor en el odio, y lo puro en el pecado, reinterpretando todos los sueños fútiles. Esa es su resurrección. Así verás a Cristo en todo, y oirás en todo el eco de la Voz de Dios.
Sesiones largas: Por 15 minutos al despertar, y 15 más antes de dormir, practicaremos sin palabras. Sólo repetí la idea de hoy, y luego pasá en silencio ese tiempo, ofreciéndole a Dios todos los pensamientos que acudan a tu mente; Él te los devolverá en forma de milagros. Así desaparecen las fantasías y lo que queda se unifica en el Pensamiento perfecto de Dios, que ofrece su perfección. Esta es tu Pascua. Ahora, elevá tu mente resurrecta para que el mundo se redima.
Sesiones cortas: Cada hora, recordá a Aquel que es la salvación y liberación. Así comenzamos a llevar alrededor del mundo las buenas nuevas de que en la Verdad no hay ilusiones, y la paz de Dios les pertenece a todos.

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