miércoles, 18 de enero de 2012

Lección 57

"No soy víctima del mundo que veo".
¿Cómo podría ser víctima de un mundo que depende de mí para existir? Las puertas de la prisión están abiertas. Nada me retiene en este mundo, sólo mi deseo de permanecer aquí. Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar hacia la luz del sol.
"He inventado el mundo que veo". Yo mismo creé la prisión en la que me hallo, y con reconocerlo, quedaré libre. Me engaño a mí mismo al creer que es posible aprisionar al Hijo de dios, y es un error que quiero dejar de cometer, ya que el Hijo de Dios no puede sino ser eternamente libre. Él se encuentra donde Dios quiere que esté, no donde yo quise ponerlo.
"Hay otra manera de ver el mundo". Dado que el propósito del mundo no es el que yo le asigné, tiene que existir otra manera de verlo. Quiero contemplar el mundo tal como es, y verlo como un lugar donde el Hijo de Dios encuentra su libertad.
"Podría ver paz en lugar de esto". Cuando vea el mundo como un lugar de libertad, veré que refleja las leyes de Dios y no las que yo inventé. Y veré que la paz mora en los corazones de todos los que comparten este lugar conmigo.
"Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo". A medida que comparto la paz con mis hermanos, reconozco que brota de lo más profundo de mí mismo. El mundo que contemplo queda iluminado con la luz de mi perdón, y lo refleja de nuevo sobre mí. Así empiezo a comprender la santidad de toda cosa viviente, incluyéndome, y su unidad conmigo.

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