sábado, 14 de abril de 2012

Lección 137

"Cuando me curo, no soy el único que se cura."
Esta idea es el pensamiento central sobre el que descansa la salvación, ya que la curación es lo opuesto a las ideas del mundo sobre la enfermedad y estados de separación. La enfermedad es aislamiento; parece mantener al ser separado de los demás, para que sufra lo que otros no sienten, y le otorga al cuerpo poder absoluto; y el mundo acata estas leyes. Su propósito es demostrar que las ilusiones son verdad. La curación podría considerarse un antisueño que desplaza al sueño de la enfermedad, en nombre de la verdad. Es libertad, y es algo que se comparte; es fuerza, porque supera la debilidad y las mentes que se creían amuralladas en un cuerpo, quedan liberadas para unirse a otras mentes. A medida que te dejás curar, te das cuenta de que con vos se curan todos los que te rodean.
Sesiones largas: En 2 ocasiones, (al inicio del día y a la noche) dedicaremos 10 minutos a recordar que nuestra función es permitir que nuestras mentes sean curadas. Repetí: "Cuando me curo, no soy el único que se cura. Y quiero compartir mi curación con el mundo, a fin de que la enfermedad pueda ser erradicada de la mente del Hijo de Dios, Quien es mi único Ser". Luego, permití que la curación se efectúe a través tuyo hoy mismo, reposá serenamente, y preparate a dar tal como recibís, a conservar únicamente lo que das, y a recibir la Palabra de Dios para que reemplace tus anteriores pensamientos absurdos.
Sesiones cortas: Cuando el reloj de la hora, recordá tu propósito pensando: "Cuando me curo, no soy el único que se cura. Y quiero bendecir a mis hermanos, pues me curaré junto con ellos, tal como ellos se curarán junto conmigo."

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