sábado, 24 de marzo de 2012

Lección 121

"El perdón es la llave de la felicidad."
Esta es la respuesta a tu búsqueda de paz. La mente que no perdona vive atemorizada, está triste y sin esperanza de liberarse del dolor; está atormentada por la duda, confundida respecto a sí misma. No ve errores, sino pecados; contempla sus propias proyecciones alzarse en contra de ella. No le da margen al Amor para que sea lo que es, desplegando sus alas y remontándose por encima de la confusión del mundo. El perdón es algo que se adquiere; no es inherente a la mente, que no puede pecar. Del mismo modo que el pecado es una idea que creaste, y te enseñaste a vos mismo, el perdón es algo que tenés que aprender del Maestro que es tu Ser.
Cada mente que no perdona, te brinda la oportunidad de enseñarle a la tuya cómo perdonarse a sí misma. Tiene que aprender mediante tu perdón, que se ha salvado a sí misma. A medida que enseñas la salvación aprendés lo que es; pero no procede de vos, sino del Maestro que se te dio para mostrarte el camino.
Hoy, nuestra práctica consiste en aprender a perdonar. Hoy podés aceptar la llave de la felicidad y usarla en beneficio propio.
Sesiones largas: 10 minutos a la mañana, 10 minutos a la noche usaremos para aprender cómo otorgar perdón y cómo recibirlo. Practicaremos el perdón con alguien que consideres tu enemigo, y con alguien que consideres tu amigo, para poder verlos a ambos como uno solo. Comenzá pensando en alguien que no te cae bien o parece irritarte, con quien lamentes encontrarte; seguro, ya sabés de quién se trata. Cerrá los ojos y contemplalo por un rato. Tratá de percibir un atisbo de luz en él, una chispa de luminosidad brillando a través de la desagradable imagen que formaste de él. Luego, tratá de que esa luz se expanda hasta envolver a esa persona, transformando su imagen en algo bueno y hermoso. Contemplalo así por un rato. Luego, traé a tu mente la imagen de un amigo, y tratá de transferirle a él la luz que viste en quien antes era tu "enemigo". Percibilo como algo más que un amigo. Permití que te ofrezca la luz que ves en él, y dejá que tu amigo y tu "enemigo" se unan para bendecirte con lo que vos les diste. Ahora sos uno con ellos, y ellos con vos. Ahora te perdonaste a vos mismo.
Sesiones cortas: Recordá a lo largo del día, cuando el reloj dé la hora, decir para tus adentros: "El perdón es la llave de la felicidad. Despertaré del sueno de que soy mortal, falible y lleno de pecado, y sabré que soy el perfecto Hijo de Dios".

No hay comentarios: