martes, 31 de enero de 2012

Lección 70

"Mi salvación procede de mí."
Toda tentación no es más que una variante de la tentación de no creer la idea de hoy. Pero si la creemos, nada externo a vos puede salvarte... pero tampoco puede dañarte, ni perturbar tu paz. Esta idea te pone a cargo del Universo; aceptarla es la salvación.
Pácticas largas: (2 de 10 min: vos decidís cuándo) Consisten en reconocer que nuestra voluntad y la de Dios coinciden en ésto: Dios quiere que sanemos, y nosotros no queremos estar enfermos, pues eso no nos hace felices. Al aceptar la idea de hoy, estamos de acuerdo con Dios. Comencemos repitiendo la idea de hoy, y añadiendo ideas afines: "Mi salvación procede de mí. No puede provenir de ninguna otra parte"
Con ojos cerrados, por varios minutos revisá las fuentes externas que en el pasado creíste que tenían la salvación para vos. Luego decite: "Mi salvación no puede proceder de ninguna de estas cosas. Mi salvación procede de mí y sólo de mí."
Tratá ahora de llegar nuevamente a la luz en vos. Recordá que la luz está detrás de las nubes de las ilusiones; usá cualquier medio que te atraiga para atravesarlas. Y recordá que Dios te lleva de la mano, que te está guiando.
Sesiones Cortas: (y frecuentes) Recordate que la salvación procede de vos, y que nada, excepto tus propios pensamientos, puede impedir tu progreso. Repetí: "Mi salvación procede de mí . No hay nada externo a mí que me pueda detener. En mí se encuentra la salvación del mundo y la mía propia."

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