miércoles, 25 de enero de 2012

Lección 64

"No dejes que me olvide de mi función."
Tengámoslo presente por la mañana, por la noche y a lo largo del día. Hoy preparémonos a recordar que todas las decisiones que tomemos, son simples: te conducen a la felicidad o a la infelicidad; ésta es la única elección que el Espíritu Santo ve. Practiquemos con estos pensamientos: "No dejes que me olvide de mi función. No dejes que trate de sustituir la que Dios me dio por la mía. Déjame perdonar y ser feliz."
Una de las sesiones hagámosla de 10 a 15 min. En las sesiones cortas, repasá estos pensamientos por varios minutos, pensá en ellos y nada más. Si te resulta difícil, volvé a repetir la idea de hoy. Algunas veces, hacé las sesiones cortas con ojos cerrados, y otras, luego de repetir la frase de hoy, abrí los ojos y mientras mirás a tu alrededor, repetí para vos: "Este es el mundo que es mi función salvar"
Esta idea es sólo otra manera de decir "no me dejes caer en la tentación". El propósito del mundo que ves es nublar tu función de perdonar, y proveerte de una justificación por olvidarte de ella. Es asimismo la tentación de abandonar a Dios y Su Hijo, ya que esto es lo que los ojos del cuerpo ven; y nada de lo que ven puede ser sino una tentación. Pero el Espíritu Santo tiene otro uso para todas las ilusiones que hemos forjado. En ella, el mundo es el lugar donde aprendemos a perdonarnos, convirtiendo a la apariencia física en nuestra salvación.
Sólo desempeñando la función que Dios nos dio, podemos ser felices. Tu función es ser feliz, valiéndote de los medios por los cuales la felicidad es inevitable. Al elegir entre desempeñar o no tu función, estás eligiendo ser o no feliz.

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