viernes, 30 de diciembre de 2011

Lección 44

"Dios es la luz en la que veo".
Hoy precisamos, como mínimo, 3 sesiones de práctica de 3 a 5 minutos cada una (se recomienda enfáticamente que le dediques más tiempo, sobre todo si no sentís tensión) además de repetir la idea a menudo durante el día con ojos abiertos o cerrados. Pero sobre todo, decidite a no olvidarte de hacerlo.
Prácticas largas: Con ojos abiertos, decí la idea de hoy. Cerralos lentamente mientras la repetís varias veces. Tratá de sumergirte en tu mente, abandonando las interferencias, sumergiéndote más allá de ellas. Si te viene un pensamiento, no te involucres; dejalo seguir. Estamos intentando hacer algo muy sagrado: llegar a Dios. Si sentís resistencia o temor, hacé una pausa y repetí la idea con ojos cerrados. La idea de hoy tendría que hacer que te sientas relajado, e incluso hacerte sentir que te adentrás en la luz. Tratá de pensar en luz sin forma ni límites.
La idea de hoy es una continuación de la anterior, pero le agrega otra dimensión: no podemos ver en la oscuridad, ni fabricar luz. La luz y la vida son inseparables; son diferentes aspectos de la creación. Para poder ver, debemos reconocer que la luz se halla en nuestro interior, y no afuera. Esta luz está siempre con nosotros, haciendo que la visión sea posible siempre. Hoy intentamos llegar a esa luz, (y aprovechamos para entrenar nuestra mente) Dios es la luz en la que vemos, estamos intentando llegar a él.

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