miércoles, 6 de mayo de 2009

ORÍGEN DE LA GRAN INVOCACIÓN

El hombre invoca el acercamiento divino de diferentes maneras; por la llamada vaga e inexpresada, o el grito invocador de las multitudes; también, por la invocación planeada y definida de los aspirantes de ideas y orientación espirituales, y del trabajador inteligente y convencido.
Poca atención se ha puesto sobre el factor invocación, como lo expresan los pueblos del mundo; no obstante, en el transcurso de las edades, el clamor invocador de la humanidad se ha elevado hasta la Jerarquía espiritual y ha traído respuesta. Lo ilustra la declaración espiritual de Sri Krishna, expuesta en el Canto del Señor, el Bhagavad Gita, que fue el anuncio que previó la venida de Cristo. En ese canto Krishna dice:
"Siempre que haya un quebrantamiento de la Ley y cuando surja la ilegalidad en todas partes, entonces Yo me manifiesto. Para la salvación de los justos y la destrucción de los que hacen el mal, para el firme establecimiento de la Ley, Yo vuelvo a nacer edad tras edad".
En la época licenciosa y de grandes debilidades del Imperio Romano, vino Cristo.
Otro ejemplo de una invocación notable y muy antigua se encuentra en el Gayatri, donde la gente invoca al Sol con las siguientes palabras: "Descúbrenos la faz del verdadero Sol Espiritual oculto por un disco de luz dorada, para que conozcamos la Verdad y cumplamos con todo nuestro deber a medida que nos acercamos a Tus sagrados pies"
Agreguemos, también, a ello las Cuatro Nobles Verdades enunciadas por Buda, conocidas por todos nosotros, puesto que sintetizan las causas y las fuentes de todas las dificultades que preocupan a la humanidad. Existen muchas traducciones de estas verdades; todas indican el mismo anhelo, la misma llamada y el mismo significado. Durante la Dispensación Judía se hizo una declaración referente a la conducta humana en las palabras de los Diez Mandamientos; sobre estos se ha basado la ley humana y también se han fundado las leyes que rigen las relaciones de los pueblos occidentales. Luego, vino Cristo y nos dio la ley fundamental del universo, la ley del amor, y también la oración del Señor (el Padre Nuestro), con su énfasis sobre la Paternidad de Dios, el advenimiento de su Reino y el establecimiento de rectas relaciones humanas
La humanidad se encuentra, hoy, en un peculiar y excepcional punto medio entre un pasado desventurado y un futuro lleno de promesas, siempre que se reconozca la reaparición de Cristo y se lleve a cabo la preparación para su venida. El presente está lleno de promesas y también de dificultades; actualmente y en el presente inmediato, la humanidad tiene en sus manos el destino del mundo y - si se puede expresar reverentemente - la actividad inmediata del Cristo. La agonía de la guerra y la angustia de todo el género humano condujo al Cristo, en 1945, a tomar una gran decisión, manifestada en dos declaraciones muy importantes. Anunció a la Jerarquía espiritual y a todos sus servidores y discípulos del planeta, su decisión de reaparecer nuevamente, estableciendo contacto físico con la humanidad, si ésta llevaba a cabo las etapas iniciales para el establecimiento de rectas relaciones humanas. Luego, dio al mundo (para ser recitadas por el hombre común) una de las más antiguas plegarias conocidas, pero hasta ahora sólo se ha permitido utilizarla a los Seres más excelsos. Se dice que el propio Cristo la utilizó por primera vez, en 1945, durante la Luna Llena de Junio, reconocida como la Luna Llena de Cristo, así como la Luna Llena de Mayo (el Festival de Wesak) es la del Buda. No fue fácil traducir estas frases antiguas (tan antiguas que no tienen fecha ni antecedente alguno) en palabras modernas, finalmente se hizo, y la Gran Invocación puede convertirse, con el tiempo, en una plegaria mundial.
El pensamiento humano es tan reaccionario que evocará la crítica el afirmar que la Gran Invocación constituye una de las más grandes plegarias mundiales, en igualdad con otras expresiones verbales de deseo e intención espirituales,. No tiene importancia. Solamente unos pocos, muy pocos, emplearon el Padre Nuestro en los primeros días del cristianismo, porque era necesario reconocerlo y expresarlo en términos comprensibles, y traducirlo adecuadamente antes de ser utilizado ampliamente. Este esfuerzo llevó siglos. Hoy, tenemos todos los medios para una rápida distribución, y han sido empleados para divulgar esta Gran Invocación.

No hay comentarios: